Este mapa mental es un modelo quizás mil millones de veces inferior al de una red neuronal local del cerebro humano que procesa esta misma información. Partiendo del concepto central "fruta", cada uno de los sub-conceptos y sus derivados reforzaría o generaría conexiones interneuronales con otros conceptos semejantes, paralelos antiguos archivados y finalmente disgresores con un porcentaje de rebote descomunal, creando trends mentales que sólo se detendrían cuando el pensamiento se focalizara en otro concepto diferenciado, que sería el siguiente de la corriente mental que no se detiene nunca.
La complejidad del sistema neuronal permite procesamientos de datos muy superiores a los de cualquier ordenador electrónico, sobretodo en el arte de calibrar sentimientos y sutilezas; y hay quien opina que también en operativa de cálculo, cualidad ésta raramente desarrollada y mantenida en el cerebro quizá por ser repetitiva y poco estimulante. La cuestión es que el sistema cognitivo lógico-consciente del cerebro (10%), al que podríamos llamar manual, predomina sobre el sistema cognitivo intuitivo-inconsciente (90%), al que podríamos llamar automático, quedando así las grandes facultades de previsión y resolución automáticas bastante desaprovechadas en favor de la forma menos efectiva de pensamiento. El homo sapiens está tan orgulloso de la recién adquirida racionalidad que no es consciente que eclipsa su enorme inteligencia genética, aquella que acumula todos los datos de su evolución antropológica.
Estamos aprendiendo constantemente y el cerebro, cuanto más aprende, más extiende la red neuronal y por tanto la capacidad de aprender. Cada item que fabricamos, cada texto que leemos, cada imagen que examinamos, cada evento que observamos amplía una zona o un área de la red. Cada juego, cada diálogo, cada pensamiento es un aumento de la inteligencia. Cada explicación que damos, cada argumento que desarrollamos es un aprendizaje implícito. Toda esta nueva información cognitiva queda registrada en los archivos profundos de la experiencia genética, y constituye el aspecto más magno de la sabiduría del individuo. Otra cosa es la accesibilidad consciente a este tesoro informativo que la educación moderna suele reprimir en aras de un realismo racional basado en tocar para creer.
Los cinco o siete primeros años del cerebro infantil son la ocasión de oro para formar cerebros especialmente inteligentes. En la era digital, con el progreso tecnológico desbocado, el que tenga más capacidad intelectual accederá a puestos más altos. Dentro de unos años el colectivo humano habrá alcanzado un grado de complejidad tan enorme que se necesitará gente muy preparada para gestionarlo. Es evidente que este fenómeno ya ha comenzado, y se pueden sentir escalofríos si se analiza el nivel de brutal mediocridad de la mayoría de políticos actuales. Los niños, desde su mismo nacimiento pero especialmente en la edad preescolar aprenden todo lo que se les enseñe. No es una cuestión de suministrarles un gran volumen de información, sino uno cualitativo para que aprendan a aprender. Su red neuronal virgen, con un potencial sin límite, está ansiosa por recibir y ampliarse. Nada gusta más a los niños que aprender. Cuando un niñ@ es estimulado a esta edad (siempre a base de juegos) desarrolla un sistema ampliado de recepción, de interpretación y almacenamiento de datos, que le permitirá posteriormente acceder a niveles técnicos e intelectuales superiores con gran facilidad. Oh! Parece que tenemos un hijo@ superdotad@! No. Lo que ocurre es que su red neuronal ha sido ampliada cuando aún era extremamente moldeable, y ahora su extensión es más grande y las nuevas complejidades le resultan perfectamente asimilables. En otras palabras: es más inteligente.
De mayor, esta misma percepción es aplicable. Cualquier persona, sin límite de edad, que aumente constantemente su nivel de aprendizaje, tendrá más posibilidad de comprender y aprender cosas nuevas puesto que el cerebro sigue fabricando circuitos para la gestión del nuevo conocimiento que a la vez genera nuevas redes y así sucesivamente. Las personas que hasta una edad muy avanzada conservan sus cualidades intelectuales es porque no han dejado de aprender, retardando el proceso de deterioro senil de manera muy considerable.
Para terminar quisiera reproducir una noticia aparecida recientemente en los periódicos y también en la red. No voy a comentarla porque me parece tan disparatada y alucinante que seguramente mi irritación me haría decir tonterías. Como verán, se comenta sola:
"Una profesora ha sido despedida de la Escuela Española de Escaldes en Andorra para la que trabajaba porque sus alumnos han obtenido un nivel demasiado elevado a una edad muy temprana. Los once alumnos de P4 de los cuales es tutora desde hace dos cursos saben leer, empiezan a escribir y también saben sumar y restar. Este es uno de los motivos que aparecen en el informe realizado por un inspector procedente de Madrid, el cual ha sido avalado por la dirección de este centro educativo español. El informe aconseja a la profesora que se vaya de esta escuela y vuelva al estado español, porque sus alumnos tienen un nivel demasiado alto, que no se corresponde al desarrollo curricular de este curso escolar en una escuela pública. La ley española expone que hay que ofrecer unos mínimos educativos, pero en ningún caso menciona que tenga que haber unos máximos. Según los padres, el motivo por el cual los preescolares están tan avanzados es porque están hipermotivados por la profesora. Los niños, contentos, piden más, y ella les da más."
¿Alguna vivencia personal al respecto? Charles Bennet le agradecerá su aportación. Saludos.
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