El tremendo problema del estrés es su capacidad bloqueadora del sistema inmunitario. Este sistema que tiene incorporado la biomáquina humana es un conjunto de procesos biológicos que protege contra las enfermedades, al identificar y matar las células patógenas o virus que se desarrollan o penetran en él, literalmente comiéndoselos. La ansiedad, el estrés, la ira y tantas otras producciones del pensamiento negativo no inhiben, según parece, el funcionamiento del sistema, pero pueden paralizarlo durante el transcurso del episodio de estrés. Es como si durante este tiempo quedara abierta una ventana por la que se pudieran colar sin impedimentos microbios maléficos. Naturalmente dependería de que en aquel momento hubiera maléficos cerca de la ventana y de cuánto tiempo ésta permaneciese abierta. Estamos hablando de estrés negativo, por supuesto, supremo generador de enfermedades.
Cuando un agente patógeno penetra, los glóbulos blancos envían substancias mensajeras que avisan al cerebro de su presencia. Entonces la hipófisis produce la hormona ACTH y la lleva hasta la glándula suprarrenal donde se crean hormonas específicas a la situación: cortisol como antiinflamatorio, adrenalina para aumentar la presión sanguínea... o lo que se precise en aquel momento. También hay un impulso que va desde el hipotálamo al sistema linfático. En las amígdolas, el bazo, el timo, la médula ósea, etc., los leucocitos aprenden a descubrir las substancias extrañas que no pertenecen al organismo. No sólo las derrotan sino que los anticuerpos y la memoria se conservan para la próxima vez que se repita la infección.
Pero las enfermedades y afecciones también pueden derrotar al sistema inmunológico, especialmente si el individuo se halla en lo que antiguamente se conocía por un tono vital bajo es decir, en estados post-traumáticos, post-operatorios, depresivos, anémicos, etc., o bajo la influencia de un fuerte estrés negativo que ha dejado ventanas abiertas. Los estados de gran tono vital sereno, en cambio, refuerzan el sistema porque le permiten trabajar sin trabas. La práctica diaria de la relajación o, si se quiere de la meditación, es un factor de extraordinaria ayuda a la salud, puesto que elimina las barreras a la actuación de los agentes curativos.
Todos estamos estresados en mayor o menor grado, por momentos y periodos de nuestra vida.. Hay que empezar por reconocerlo. Escuchar las llamadas bienintencionadas de amigos y coachers a no estresarse, tomárselo con calma y pensar qué bonita es la vida no sirve (y todavía pone más de los nervios) cuando lo que ocurre es que no tienes dinero para pagar la cuota de la hipoteca. Lo que se debería intentar es convertir el estrés negativo en energía de lucha, en rabia positiva para escapar del agobio y ponerse en marcha hacia arriba.
Hay diferentes niveles de estrés que afectan a los humanos, y también a los animales: un hiperestrés (agitación) y un hipoestrés (inhibición). Los animales, ante una situación de peligro, optan por el hiperestrés (lucha) si se sienten superiores o por el hipoestrés (huída) si se sienten inferiores. No tienen en su cerebro actitudes como dignidad, orgullo o valentía, y reaccionan sólo según la conveniencia. Tampoco pueden acceder a ese maravilloso estado mental intermedio que es el estrés positivo, que permite a los humanos luchar con elegancia y optimismo y fairplay y sin miedo a la derrota, lo que les ha hecho dominar por completo el planeta y vivir como semidioses.
El factor optimismo (pensar que al final todo saldrá bien) es el generador principal del nivel de estrés positivo necesario para afrontar cualquier reto, ya sea el Campeonato de tennis de Roland Garros o conseguir un nuevo trabajo. Vean a los jugadores dando saltitos y haciendo carreritas antes de empezar un partido, concentrados pero locos por saltar a escena. Están implementando una tensión benéfica que hace que todos los músculos se pongan a punto y la mente empiece a notar buenas sensaciones. Son los momentos previos a la acción, el instante mágico en el que se liberará toda la energía que el estrés positivo ha estado así acumulando.
Hay otras maneras estupendas y complementarias de liberarse del estrés negativo. La relajación, el Tai-Chi, la meditación trascendental o la qué risa maríaluisa son métodos excelentes para sacudirse la tensión maléfica. Y concentrarse en el presente rabioso. Charlar con los amigos. Hacer el amor. Saltar un rato a la cuerda. Fácil ¿no es cierto?
¿Alguna vivencia personal? Coméntela por favor con Charles. Gracias.
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