Aprender es trabajar, y el que quiere ir de campeón@ de la vida tiene que estar aprendiendo constantemente, toda la vida, siempre. Aprender es observar, aprender es leer, aprender es escribir, aprender es hablar. Escribir y hablar obliga a ordenar las ideas, los datos y los conocimientos para poder comunicarlos a los demás, y esta función autoeducativa es colosal para el desarrollo de la mente. Comunicarse es autoeducarse. Se aprende a hablar hablando y escuchando a los que hablan bien; se aprende a escribir escribiendo y leyendo mucho a buenos autores.
El sistema actual de comunicar que tienen los humanos es curiosísimo: todos los conceptos y eventos se codifican en unos
símbolos fónicos y gráficos que son como cápsulas emitidas que la mente receptora puede abrir, desplegar e interpretar si conoce el sistema idiomático concreto que se está usando. Estos símbolos
significantes se llaman palabras, y su contenido o expresión final son la sustancia o
significado.
La capacidad de expresarse correcta y comprensivamente por escrito se está perdiendo en estos tiempos de inicio euforizado y un poco histérico de la era digital; sin embargo debería recordarse que, en el trascurso de la vida profesional, esta capacidad va a ser frecuentemente decisoria. Efectivamente decisoria tanto para acudir a un examen como para ejercer numerosas profesiones; tanto para presentar proyectos como para redactar informes: para interponer recursos, redactar sentencias, escribir artículos y posts, explicar resultados o reportar incidentes; para hacer solicitudes o presentar curriculos; para confeccionar guiones; para componer expedientes o escribir panfletos y discursos y conferencias y emails y resúmenes... En miles de ocasiones vitales será importante saber escribir de forma directa y clara (como si también tuviera que entenderlo tu abuela) Naturalmente sin faltas de ortografía ni de sintaxis ni de semántica, pero tambien sin retóricas ni redundancias. Buf.
Los significantes suelen tener varios o muchos significados según el contexto no sólo gramatical, sino también social o técnico en que se utilicen, de la misma manera que un significado puede tener muchos significantes. El cerebro humano, desarrollado tan extraordinariamente durante milenios gracias al estupendo ejercicio lingüístico, aprende a utilizarlos para tomar ventaja, para sacar partido a todos los matices, para hilar fino, para rizar el rizo de la analítica y de la interpretación. Un significante como "cabeza", por ejemplo, puede tener éstos y muchísimos más significados:
y además utilizarse en innumerables expresiones idiomáticas como "ir en cabeza", "perder la cabeza", "qué cabeza la mía" y mudarse en expresión coloquial, o en argot (especialmente entre estos jóvenes que en cada generación inventan nuevos significantes sinónimos como serían en este caso la olla, la bola, el coco, el perolo...) Así que realmente en torno a un solo significante se acaba creando una auténtica
red de significados que se entrelazan y se matizan. Por otra parte, un significado también suele tener
gran cantidad de significantes. Examinemos un significado como "borracho": bebido, beodo, curda, chufla, pítima, sopas, pedal, pedo...; cada ambiente recogerá su propio modismo, lo que servirá a veces para marcar territorio social o intelectual. Qué maravilla es el lenguaje. Las palabras son el vestido de cada identidad cultural, y forman un mismo entramado mental alrededor de las personas que las utilizan en una lengua común.
Significantes y significados son tan sensibles y están tan masterizados por la evolución y la historia que incluso pueden variar de manera radical dependiendo de
quién los use. ¿Cierto? Sí, aunque cueste de creer. Ahí van unas citas que, de modo humorístico, lo demuestran:
Eres la mujer de mi vida (un enamorado)
Eres la mujer de mi vida (Adán)
Yo empecé comiéndome las uñas (Coco Chanel)
Yo empecé comiéndome las uñas (La Venus de Milo)
No a la donación de órganos (un testigo de Jehová)
No a la donación de órganos (Yamaha Instruments)
Es mejor dar que recibir (Dalai Lama)
Es mejor dar que recibir (un boxeador)
Me gusta la humanidad (Madre Teresa de Calcuta)
Me gusta la humanidad (un caníbal)
Mi mujer tiene un gran físico (Brad Pitt)
Mi mujer tiene un gran físico (Albert Einstein)
Vayamos al grano (un ejecutivo agresivo)
Vayamos al grano (un dermatólogo)
Me encantan las aves (un ornitólogo)
Me encantan las aves (un gourmet)
Quien controle los significados será un triunfador@ de la vida.
Fuente: revista Tonos
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