martes, 26 de junio de 2012

LA CAPACIDAD DE RESISTIR




               RESILIENCIA





Quien quiera ser campeón@ deberá aprender a resistir. Toda victoria es resistencia y, si no es así, es porque la victoria es casual y por tanto efímera. Y la vida es el deporte más duro, pero también el más bello.

Basta con ver un ciclista subiendo un puerto de montaña para comprender de qué estamos hablando. Su capacidad de resistir, de sufrir, de seguir adelante con esfuerzo, con cansancio y agotamiento es mucho más fuerte que las ganas de abandonar y terminar inmediatamente con este dolor. La recompensa es el éxito. Y, muchas veces, ni eso. El éxito público deberá esperar una próxima oportunidad. Y otra. Y quizás otra. Pero al final siempre llegará. Y en todo caso una victoria sobre un@ mism@ es la mayor de las victorias. Aprender a resistir es aprender a ganar.

Para alguien que lucha en pos de un objetivo de la vida profesional o social o intelectual, que lucha para curarse o para reformarse, que lucha por sacar su familia adelante y prosperar, la resistencia no será física sino psíquica. Y puede que sea más dolorosa. La capacidad de aguantar, de seguir adelante (el entrenador de Rafa Nadal, su tío, habla de capacidad de aguante, cosa que su sobrino ha demostrado tener en grandes dosis), de tolerar la tensión y soportar el estrés impávidamente es fundamental, y susceptible como todo de aprenderse simplemente programando el músculo mental con la implantación o modificación de pautas de comportamiento, muy especialmente con la intención de eludir la nefasta instalación en la mente de los factores de angustia. De hecho, el éxito desmesurado de la raza humana como especie se debe en muy buena medida a su increíble capacidad de aguante, en seguir luchando pase lo que pase, en ser siempre optimista al respecto de un futuro mejor por el que se lucha.

Resiliencia es un concepto empleado por la neurociencia que consiste en la capacidad de sobreponerse a los obstáculos y a la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando alguna forma de excelencia. Un equilibrio emocional frente a situaciones de estrés que permite, no sólo soportar la presión, sino incluso usarla como fuerza añadida durante la batalla. Actualmente se está trabajando esta cualidad en atletas (y conozco algún caso también de enfermos graves) con resultados excelentes. Se trata de invertir la polaridad de la energía negativa, usándola para sumarla a la positiva.







 La angustia es el torpedo de las emociones, el factor originario de los más terribles fracasos y enfermedades, el arma más nociva de autodestrucción de la mente. Pero existen técnicas de entrenamiento mental (atendida la gran plasticidad cerebral humana) para aprender a resistir sin angustiarse, a tolerar el dolor estoicamente porque la mente ya está instalada en la meta, a asumir que sufrimiento y victoria son complementarios. Cuando se logra esto, ocurre un fenómeno imprevisto: de repente dolores, sufrimientos y angustias cesan, quién sabe si aburridos de que su antigua víctima haya aprendido a ignorarlos.






















¿Tiene algún comentario para este post? Charles Bennet estará encantado de recibirlo.Gracias.






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