Al consultorio de mi amiga llegó, tempranito por la mañana, un señor de unos ochenta años, bien arreglado, bien afeitado y peinado, recién duchado, para que le sacaran los puntos de una herida que tenía en un dedo. Mi amiga enfermera le pidió que esperara pero el señor, amablemente, le hizo saber que tenía prisa.
-¿Quizá tiene visita con otro médico? -preguntó Marta.
-No, tengo una cita con mi esposa para desayunar en la Residencia.
-¿Y se enfadará con usted si llega tarde?
-No lo creo -contestó el pulcro caballero-, porque tiene Alzheimer y ya hace cinco años que no me conoce.
Marta le miró, sorprendida.
-Entonces, ¿por qué va usted a desayunar con ella si no lo conoce?
-Bueno -dijo él. Ella no sabe quién soy yo, pero yo sí sé quién es ella.
DEDICADO A LOS RECOPILADORES
DE HISTORIAS DE ESPERANZA
http://www.psicologiaonline.com/.../alzheimer/index.htlm
-¿Quizá tiene visita con otro médico? -preguntó Marta.
-No, tengo una cita con mi esposa para desayunar en la Residencia.
-¿Y se enfadará con usted si llega tarde?
-No lo creo -contestó el pulcro caballero-, porque tiene Alzheimer y ya hace cinco años que no me conoce.
Marta le miró, sorprendida.
-Entonces, ¿por qué va usted a desayunar con ella si no lo conoce?
-Bueno -dijo él. Ella no sabe quién soy yo, pero yo sí sé quién es ella.
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