martes, 1 de noviembre de 2011

PELÍCULAS DE ESPÍAS

Los buenos aficionados al cine que yo conozco -quiero decir los que van al cine a ver la película a oscuras, en pantalla grande y sin interrupciones-, tienen una especial debilidad por las películas de espionaje en cualquiera de sus formas que, si son buenas, emocionan y hacen funcionar el cerebro, convirtiendo al espectador empático casi en un personaje activo de la historia que se relata, llena de inteligencias y contrainteligencias, verdades y mentiras, ocultación de información, desinformación, fidelidades y traiciones.

El guionaje de este género de película es una profesión de por sí porque, a parte que hay que tener un cierto conocimiento de la estructura y operativa de las redes variables que funcionan por el mundo, también hay que manejar la información como un químico maneja las mezclas de laboratorio: dónde está cada cosa y por qué; que puede deflagrar si se mezcla, qué es medicina y qué veneno. Dos ejemplos elementales: el protagonista se comporta de un modo extraño y no entendemos por qué  (tiene una información que los espectadores no tenemos que justifica este comportamiento, ¿cuál será?). El protagonista se encuentra en un peligro extremo pero está completamente tranquilo (no tiene la información que los espectadores sí tenemos, y es que está al lado de una bomba que va a explotar, ¿cuándo se enterará?) y así sucesivamente.

Como la mente no descansa nunca, es buena idea distraerla con ejercicios imaginarios que no son más que juegos. Las películas de espías son una estupenda manera de relajarla introduciéndola en un mundo mágico durante noventa o cien minutos. Ahí van algunas de mis preferidas (cada uno puede hacer su propia lista):

La trilogía de Bourne:  El caso Bourne, El mito de Bourne, El ultimátum de Bourne
Caza a la espía
Infiltrados
La vida de los otros
El espía que surgió del frío
Una mente maravillosa
La casa Rusia
Topaz
Spy Game
Garbo, el espía





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