sábado, 8 de septiembre de 2012

LA CONEXIÓN MENTE-CUERPO





































Es hoy día un hecho innegable, aunque no se le conozca del todo la mecánica, que el cuerpo y la mente están tan idefectiblemente relacionados que las actuaciones de la mente tienen efectos visibles y mesurables sobre el estado y evolución del cuerpo físico. El efecto benéfico del pensamiento positivo sobre el metabolismo en general y sobre el sistema inmunitario en particular está pautado y comprobado. Con el pensamiento positivo se activan circuitos cerebrales de recompensa que segregan hormonas y neurotransmisores que activan la respuesta inmunitaria, no tan sólo en la lucha contra la enfermedad, sino también en el efecto anti-estrés (oxitocina y prolactina) que genera sensaciones de placer y bienestar.

El pensamiento positivo (ganador), emitido a partir de técnicas meditativas, autoprogramación mental, oración, arteterapia, Tai-Chi o cualquier otra forma de emitirlo, activa y mejora cosas tan dispares como la producción de leche durante la lactancia y el establecimiento de lazos afectivos entre la madre y el bebé; el estado general en los pacientes de esclerosis múltiple; el alivio de la artritis reumatoide y la protección del organismo contra virus y bacterias; la patología cardiovascular o el síndrome de colon irritable. Es especialmente recomendable como paliativo en el cáncer de mama y el de próstata, de la depresión y de la hepatitis y es terapéutico en cientos de enfermedades y en procesos paliativos de enfermos terminales.

Está claramente demostrada la influencia de la mente sobre la meteria, actuando mediante un gas inconsútil llamado pensamiento positivo. Y en cualquier caso es facilísimo comprobarlo por uno mismo. ¿Qué es el pensamiento positivo? Es la construcción en la mente (la imaginación) de situaciones claramente agradables y placenteras, sean inventadas, recordadas o esperadas, repetidas regularmente. El cerebro emite entonces una ondas electromagnéticas estáticas, benéficas (porque tienen un contenido de buenas intenciones) y de baja intensidad, sazonadas con otras de más alta intensidad (direccionadas) llamadas emociones. Quien controla este tipo de pensamiento, dirige la emoción y actúa sobre la materia.

La interrelación mente-cuerpo es una forma de inteligencia integral, y es el arma con la que los campeones van a dirimir sus combates en pos de las victorias que les harán progresar. Un amigo mío, viendo a su hijo de seis años sentado en un sillón mirando al infinito, como encantado (lo que antiguamente se conocía por estar en Babia) le preguntó: ¿qué estás haciendo, Alex? El niñó despertó y dijo: estaba soñando lo que voy a ser de mayor.




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