PRIMERA TEORIA: Usted sólo disfrutará del paraíso si antes ha estado en el infierno.
Usted sólo comprenderá la fortuna del amor si un día se queda sin. Usted sólo gozará de la salud de su hij@ después de haber visitado un hospital de niños con enfermedades graves. Usted sólo entenderá el verdadero valor de estar viv@ cuando haya visto de cerca la muerte. Usted sólo asimilará el hecho de ganar si antes ha perdido.
Es una cuestión un poco idiota, pero casi siempre es así. Qué poco costaría darse cuenta de lo afortunado de nuestra existencia simplemente poniendo la consciencia en lado bueno de las cosas, prescidiendo de la irritación, del estrés, del cabreo y del cansancio. Dejando las crisis fuera de la mente. Pero nuestro cerebro occidental ha sido educado para la crítica y el lamento, y hay que trabajar mucho para modificarlo.
SEGUNDA TEORIA: Los paraísos reales no son practicables permanentemente.
Tanto si hablamos de un paraíso natural (ver foto) como de un paraíso artificial (drogas), estos paraísos son autodestructivos. He conocido gente que ha podido retirarse, en un momento dado de su vida, y se ha instalado en algún lugar con palmeras y agua verde. Casi nadie lo ha soportado más de un par de años y, los que lo han hecho, han terminado en un estado mental lamentable. En el caso de las drogas, ni que decir tiene. No se puede robar fuego a los dioses, aunque sí pueden hacerse incursiones puntuales para robar chispitas.
TERCERA TEORIA: Lo más cerca que una mente está del paraíso terrenal es cuando se enamora.
Supongo que torrentes de dopamina y oxitocina se derraman por el cerebro; las hormonas alcanzan sus cumbres más elevadas y una magia especial envuelve todos y cada uno de los parámetros tragi-cómicos, y a la vez trascendentes, de nuestra civilización. Una irracionalidad dulce como la miel se adueña de los circuitos neuronales racionales e instala en el cerebro una mente disociativa que no obedece a las leyes de la gravitación universal. Pero no suele durar mucho.
CUARTA TEORIA: Construcción de un paraíso mental donde refugiarse.
Para las personas mayores solía ser la evocación de una antigua victoria; de una pasada felicidad o aventura; para la gente joven la expectativa visual de un logro que estaba por llegar: tener un hij@; viajar;
triunfar profesionalmente, llegar a ser un deportista de éxito o vivir en una casa maravillosa. Por desgracia, hoy en día aparece como el más socorrido y cretinizante refugio mental la mera televisión zapeada, que inhibe la mente de cualquier angustia hipnotizándola por unas horas cada día. Créese imaginándolo un lugar inaccesible a otros e ideal para usted. Entre los muchos ejemplos que me han contado mis alumnos mencionaré el del famosísimo Shangri-la, el de una isla idílica llamada Fatu-Hiva, el del Estado Mental de Evrugo y el de un metereólogo que había montado una estación metereológica avanzadísima en la isla de Hornos, en el extremo meridional de Sudamérica, donde su mente observaba fabulosas tormentas antes de conciliar un difícil sueño.
QUINTA TEORIA: La promesa de la vida eterna.
Todas las religiones del mundo la prometen. Y tiene cierta lógica, porque la vida material humana carecería de sentido si no fuera así. Pero, ¿continuará usted siendo usted en la otra vida? Es muy dudoso. Para la mayoría de religiones occidentales usted, después de una sola experiencia material, entrará en el paraíso si ha sido una buena persona, y se quedará allí para siempre al lado de un Dios superior y soberano. Para las orientales, usted ha sido una simple gota individualizada que regresa por un tiempo al océano espiritual de la felicidad y la sabiduría, pero deberá volver y seguir volviendo a la forma material individualizada de sucesivas gotas hasta que se haya ganado una perfección que le autorice a instalarse definitivamente en el paraíso superior del espíritu. Sea como fuere, la idea de otra vida feliz después de la muerte ayuda a vivir a millones de personas que sufren a diario sobre el planeta Tierra, y esto es positivo. Muy positivo.
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