martes, 21 de febrero de 2012

CONFERENCIANTES AMERICANOS ESPITOSOS Y SUS CALIENTES MENSAJES



Son buenos en su trabajo. Sonríen siempre y prometen cosas impactantes, sencillas y obvias, muy preparadas para el público americano. Logran encender las audiencias hablando con la vehemencia de un politico en un mítin, y desde luego son beneficiosas para el oyente, que siente dentro de sí (si no opone resistencia) la llama de un nuevo estímulo; de una nueva concienciación que se está abriendo. Hacen afirmaciones contundentes e imbatibles. Porque además el oyente se encuentra rodeado de una masa de otros oyentes que, reaccionando todos en una misma dirección, condicionan  su mente en el sentido previamente determinado (si usted quiere sentir este efecto, sólo tiene que asistir a un partido de fútbol
importante y dejarse envolver por una masa de cien mil fans que gritan y aplauden y animan con un objetivo común). A mí me gusta esta sensación, que viene a ser como dejarse llevar por la corriente de un río muy caudaloso, y observar como la mente flota en el fluir de un pensamiento global concentrado. Otra cosa es que, al salir de la conferencia, se puedan aplicar las teorías allí escuchadas (una cosa es saber el camino, y otra muy distinta es caminarlo -dice Morfeo a Neo en la película Matrix) porque, eso: se han quedado en teorías, en casa ya no reforzadas por ningún pensamiento masivo circundante. Pero la mente se encuentra relajada y contenta, y le parece que no está sola y que ha vivido algo importante y sabe más cosas de la vida y de su gestión. Este feliz acompañamiento durará un tiempo, al menos mientras el manual continúe a la vista.

A la mente individual le encanta sentirse parte de una comunión general de mentes, porque es como una confirmación de la correcta dirección de su destino y de su ideario subconsciente y vital. La verdad es que esta fuerza, usada de manera sistemática por un grupo de mentes que piensan y trabajan en la misma dirección es de una potencia colosal, y es muy recomendable su uso por ejemplo como coadyuvante de tratamientos médicos en procesos de curación de enfermedades graves o como paliativa en enfermedades terminales. Se crea una sinergia tremenda cuando varias mentes se combinan para conseguir un mismo resultado: no suman fuerza sino que la multiplican. Por qué esto funciona así, creo que nadie lo sabe.

También se dice que la psicología de una masa es muy simple y, por tanto, muy fácil de manipular. Probablemente sea cierto en el sentido que no son los intríngulis de la personalidad del individuo sino los grandes trends los únicos que lleguen a combinar sencillamente y sin resistencia con los demás, formándose entonces una personalidad global que es el resultado de la suma sólo de estos grandes rasgos individuales.

Soy un decidido admirador de estos gurús americanos que lanzan mensajes simploides pero que ayudan a vivir a las personas, y es curioso constatar que las llamadas al sentimentalismo, a las emociones básicas, a la risa y al lloriqueo facilongos funcionan más que cualquier apelación al racionalismo y a la lógica sensatas. Sus eslóganes son todos hijos de aquel antiguo y famoso "si de noche lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas" de Rabindranath Tagore, algunos de ellos enormemente superados hoy, donde yo creo que la exigencia debería ser: "de acuerdo, pero dígame qué tengo que hacer en casa para conseguirlo". Ésa es la parte que no sigue. Porque cualquier información simplemente expuesta no permanece en el "disco duro" del receptor a menos que sea implantada. Y para ello hay que recurrir a una técnica, conocida universalmente como pedagogía, o al entrenamiento mental, donde el músculo de la mente ejercitará una actitud durante un mínimo de ventiún días para lograr incorporarla a la personalidad. Los "smiling faces" americanos suelen limitarse a explicar con grandes emociones y aspavientos lo que puedes llegar a conseguir, aunque sin explicarte de qué modo ejercitarte para conseguirlo. Es un poco como enseñarte a conducir explicándote cómo se conduce pero sin darte la oportunidad de apretar los pedales. Verá: usted aprieta el embrague con el pié izquierdo, y lo va soltando a medida que con el pié derecho va dando gas poquito a poco, ¿entendido? Es facílísimo! Cualquiera puede hacerlo! Fíjese en los millones de personas que conducen en todo el mundo! Sólo hay que proponérselo! Usted también lo conseguirá! 


Todo lo que acostumbran a decir es cierto. Aunque tengo la impresión que no acostumbra a ser suficiente.
De todos modos, gracias, sonrientes amigos. Que les vaya bien. Volveré a escucharles siempre que pueda.





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