lunes, 19 de diciembre de 2011

LA UTILIDAD DEL TIEMPO

¿Podría usted hacer una lista de las cosas que ha logrado en la vida y otra de las que le gustaría lograr? Es importante: para dar sentido a nuestra existencia, tenemos que saber hasta dónde hemos llegado y a dónde queremos llegar. Y cada vez queda menos tiempo.




En una regata transoceánica en solitario (es decir, con un sólo navegante en cada barco) un regatista  había olvidado trincar su arnés de seguridad, y un golpe de mar le desequilibró y cayó al agua. Ver, flotando en el agua negra de la noche como tu barco que navega con timón automático, que es tu casa, tu vida, tu única conexión con el mundo, se va alejando de tí a una velocidad de siete nudos sin que puedas hacer nada, es seguramente una de las sensaciones más espeluznantes que puedan darse en esta vida. Estás en medio de un océano y las posibilidades que alguien te rescate son nulas. Y entonces sabes que, aún estando en perfectas condiciones físicas, te quedan unas pocas horas de vida (depende de la temperatura del agua). ¿Qué pensar? ¿Cómo utilizar los dos o tres mil minutos finales de una vida sin poder hacer nada más que pensar? El tiempo se acaba.

El problema máximo del tiempo es cuando se acaba. Según estudios estadísticos, el ochenta por ciento de las tareas que de algún modo se terminan, lo hacen en el último veinte por ciento del tiempo disponible. Parece que, sobre todo en los países latinos, no acabamos de ponernos en marcha de verdad hasta que el tiempo se nos echa encima. Es entonces cuando nos damos cuenta de que hay que cerrar, y solemos cerrar de cualquier manera. Qué pena, dice todo el mundo. Ojalá hubiéramos tenido más tiempo, etc. No es un problema de tiempo, sino de planificación.

Planificar a largo plazo no es algo consustancial con la mentalidad de los países del sur. Improvisar sí. Y sin embargo es la única operativa que lleva a la consecución de objetivos estables y duraderos. Me gustaría mencionar como ejemplo en este sentido el trabajo realizado por el Fútbol Club Barcelona, cuya escuela de jugadores empieza a formarlos cuando son niños, y no solamente los entrena para que adquieran una técnica exquisita, sino también y especialmente les inculca una mentalidad ganadora y de unidad de equipo que hace que durante un partido todos trabajen para todos. De este modo los triunfos de hoy no son casuales, ni fruto de la buena suerte, ni de la excelsa calidad de sus jugadores. Son el resultado de que alguien, mucho tiempo atrás, empezó a definir unos objetivos a largo plazo y a planificar el trabajo necesario para llegar hasta ellos. Este modelo de comportamiento puede aplicarse a muchas pequeñas empresas y personas particulares porque en realidad es muy simple. Es habitual que las pequeñas empresas no piensan más que en sobrevivir, cometiendo un importante error, porque no es intentando sobrevivir que se sobrevive: deberían plantearse dónde quieren estar dentro de diez años y qué recursos deben implementar para llegar hasta allí. A nivel individual de persona es lo mismo: ¿cuál es mi talento natural (por mínimo que sea) y qué creo que puedo alcanzar con él? Un barco que navega tiene que saber a qué puerto va y cuál va a ser la ruta.

El método es sencillo pero requiere de un factor indispensable: el tiempo. Tiempo para soñar, tiempo para pensar, tiempo para trabajar. El tiempo puede utilizarse de muchísimas maneras;  puede tenerse o puede perderse o puede ganarse o puede olvidarse o puede darse: "no me hagas perder el tiempo", "tenemos que ganar tiempo", "dame más tiempo", "olvídate del tiempo", "ahora no es tiempo", "si tuviera tiempo..."; en todos los periódicos hay una sección de "pasatiempos" y, ¿qué me dicen del "tiempo muerto" solicitado por el equipo de baloncesto? Aquilatar  y administrar el tiempo en función de lo que se persigue es una habilidad de la inteligencia que suele resultar muy productiva. Después de cada texto que nos interesa, que por alguna razón consideramos importante, deberíamos detenernos y reflexionar unos instantes, ¿verdad? Tiempo.

O también porque bueno, países latinos o no, qué rico perder el tiempo de vez en cuando y ensanchar el yo con los amigos y amigas hablando de tonterías, tomando cervezas, jugando a la oca. O mirando el tiempo pasar: un perro que ladra, lejano, en la noche rural; unas nubes de tormenta formándose sobre el skyline urbano, vistas desde la ventana de un apartamento de diseño; unas olas mediterráneas rompiéndose contra cualquier playa dorada; unas caricias a tu pareja desnuda mientras cae la tarde de domingo por la ventana de tu habitación... hay tantas maneras fantásticas de perder este tiempo humano que se va tan rápido, ¿no es cierto?




Marcel Proust,  Paris 1871 - Paris, 1922.  Escribió una increíble heptología (À la recherche du temps perdu) considerada como una de las cumbres de la literatura francesa y mundial. Esta fascinante obra, que tiene auténticos adeptos, es un monumento a la ausencia del tiempo que se fue antes de darnos cuenta, y que sólo la memoria del escritor, formada por recuerdos desiguales, será un asidero improbable para intentar recuperarlo. No perdérsela.


links:   tempsperdu.com
          www.biografiasyvidas.com/biografia/p/proust.htm


Adivinanza:

Para unos soy muy corto
para otros, regular;
para los tristes muy largo
para Dios, la eternidad







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