martes, 20 de diciembre de 2011

LA MÚSICA CARIBEÑA



Si después de nueve o diez horas en un avión procedente del frío europeo usted ve esto por la ventanilla, se podría decir que ha acertado en la elección de su destino turístico. Pero si además, al bajar del avión, escucha en seguida una cierta charanga musical que suena con algo así como:

                                                         estoy enamorado
                                                         de la negra Tomasa
                                                         y cuando se va de casa
                                                         qué triste me pongo

se puede afirmar que ha llegado usted al Caribe. Bienvenid@ a la tierra del gusto por la vida. También podría usted ser un caribeño que regresa a casa. En tal caso, no hace falta que le diga nada, ya sé cómo se siente.

La música caribeña -y yo diría especialmente la cubana-, es la fórmula más elemental de ponerse a bailar inmediatamente, de liberarse de angustias, de recuperar la sensualidad vital, de empezar a disfrutar otra vez de los colores y de la luz de la tierra: de entrar en comunión con un paisaje humano divertido y fraternal que parece una elongación de las playas, las palmeras y los papagayos. Quizá alguien piense que se trata de una cultura musical frívola. Yo, no. Creo que existe un sustrato social y humano que la soporta que es enormemente descriptivo del sentido de la vida de los países soleados, que tiene sus raíces más profundas en antiguos miedos superados. Hay una vibración general energética que los espíritus más sensibles en seguida detectan y por eso se ponen a bailar. Cuando hace calor y el mundo es de colores, no suele aparecer el futuro como una amenaza. Bailando se desvanecen los orishas. Por qué, no sé muy bien.

Alguien propuso un día la fórmula de más Platón y menos Prozac, y puede ser que funcione. En cualquier caso existe una aún más sencilla, que sería algo así como más guaracha y menos hipoteca, que seguro que también funciona. Dentro de la enorme discografía de música caribeña, con sus figuras míticas y leyendas desde la rumba hasta el guaguancó, permítanme que me declare admirador de un panameño llamado Rubén Blades, con más de un éxito mundial a sus espaldas, compositor a veces de canciones-relato con contenido de crítica social a ritmo de bongó y tamboril. Recuerdan aquella de:

                    Ligia Elena*, la cándida niña de la sociedad
                    se ha fugado con un trompetista de la vecindad
                    el padre la busca afanosamente, lo está comentando, la gente
                    y la madre, pregunta angustiada, ¿en dónde estará?

                   De nada sirvieron regaños, ni viajes, ni monjas,
                   ni las promesas de amor que le hicieran los niños de bien
                   fue tan buena la nota que dio aquel humilde trompeta
                   que, entre acordes de cariño eterno, se fue ella con él

                   Se han mudado a un cuarto chiquito, con muy pocos muebles
                   y allí viven contentos y llenos de felicidad
                   mientras tristes, los padres preguntan ¿en dónde fallamos?
                   Ligia Elena con su trompetista amándose están

                   Dulcemente se escurren los días, en aquel cuartito
                   mientras que en las mansiones lujosas de la sociedad
                   otras niñas que saben del cuento, al dormir, se preguntan               
                   ay! señor, y mi trompetista ¿cuándo llegará?

                   (Ligia Elena está contenta y su familia está asfixiá)
                   ...se escapó con un trompeta, de la vecindá
                   (Ligia elena está contenta y su familia está asfixiá)
                   ...se llevaron la niña del ojo de papá
                   (Ligia Elena está contenta y su familia está asfixiá)
                   ...¿en dónde fallamos? pregunta mamá
                   (Ligia Elena está contenta y su familia está asfixiá)
                   ...pudo más el amor que el dinero de papá
                   (Ligia Elena está contenta y su familia está asfixiá)
                   ...se ha colao un binche** en la blanca sociedad
                   (Ligia Elena está contenta y su familia está asfixiá)
                   ...dejá que la agarre, nos jura el papá
                   (Ligia Elena está contenta y su familia está asfixiá)
                   ...y es que esto del racismo, broder, es lo más pasao de moda que hay

                  (llorando sobre la música)
                  Mire doña Gertrudis, si es que a mí lo que más...lo que más me da...
                  y lo que más me choca, es que yo pensaba que esta...mal agradecida
                  me iba a dar un nietecito con el pelo rubio, y los ojos rubios,
                  y los dientes rubios como Fry Donahew y se va con este...este tusa!

                  (Ligia Elena está contenta y su familia está asfixiá)
                  (Ligia Elena está contenta y su familia está asfixiá)


* Ligia Elena Irazábal, protagonista de papás ricos de una telenovela venezolana de 1982 que Blades satiriza en esta canción.
** binche: negro

_______________Otras canciones de crítica social de Rubén Blades:_______________________

Adán García
El padre Antonio y su monaguillo Andrés
Pedro Navaja
Se va a caer (mire ese caballo* que)

* Fidel Castro, llamado por la oposición "El Caballo"




links:

http://www.rubenblades.com/
http://www.descubracuba.com/







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