¿Usted también tiene problemas?
¿Convive con personas negativas? ¿No puede pagar la hipoteca? ¿Tiene una hija de 16 años que se escapa por las noches a la discoteca? ¿Tiene 16 años y sus padres no la comprenden? ¿Le han echado del trabajo a causa de la crisis? ¿Le han detectado un tumor? ¿Sus padres son muy mayores y no puede atenderles? ¿Acaba de terminar una relación de pareja? ¿No sabe cómo estructurar la alineación del Real Madrid frente a su próximo rival?
Primera regla: no se agobie.
Resolver problemas es una profesión como cualquier otra. A los directores de las grandes empresas se les contrata para que resuelvan grandes problemas y no se agobian por ello. Usted no es un/una profesional de eso y nadie le paga, así que no tiene sentido agobiarse y menos gratis. La inmensa mayoría de problemas tienen solución, a veces muy fácil, pero que no puede visualizarse debido precisamente al agobio.
Y también hay problemas que no tienen solución a menos que se altere completamente el status: si usted convive con alguien muy negativo y quiere de verdad remediarlo, tendrá que separarse de esta persona. Si no puede ser, tendrá que renunciar a ver la vida en positivo porque, en una lucha entre la mentalidad negativa y la positiva, gana siempre la negativa. La única forma de ganar es no jugar. La mentalidad negativa sorbe la energía de la positiva. Muchos negativos viven de traspasarle a usted su negatividad y quedarse entonces liberados (vampiros). Perverso pero cierto. Y muchas de estas personas, además le aman a usted (no me extraña). No lo hacen a propósito (el qué, ¿hacerme la vida imposible o amarme? Las dos cosas)
Segunda regla: ignore el problema y, la mayor parte de veces, se disolverá en el tiempo. (Los problemas toman vida propia gracias a la energía que usted les suministra en forma de preocupación)
Tercera regla: en lugar de intentar recomponer un edificio con sus ruinas, empiece a construir uno nuevo al lado.
Regla final: la vida es corta. No hay tiempo para resolver problemas a menos que cobre por ello.
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