Hay que decir en seguida que la mente no es sustitutiva de ningún tratamiento médico. La mente sola, al contrario de lo que sugieren ciertos métodos místicos o religiosos que a veces propugnan resultados semi-milagrosos, no es operativa por sí misma. Pero programada para la acción, reforzada por la emoción y seguida por un esfuerzo de trabajo continuado es poderosísima, y desde luego totalmente curativa del cáncer como complemento decisivo al tratamiento médico, a menos que el enfermo se encuentre ya en una fase terminal, en cuyo caso resulta enormemente paliativa para un final consciente y sereno.
Los médicos llaman a eso "el estado anímico del paciente", y siempre se interesan por él/ella sabiendo la tremenda incidencia que tiene en el proceso de curación. Pero este "estado anímico" no lo regalan, y la mayoría de los pacientes, conocedores de su situación, no tienen precisamente la moral alta. La mente de un enfermo de cáncer no se estimula con gritos de ánimo como en un partido de fútbol. Hay que implementar unos ejercicios mentales que sigan un método, y hay que enseñarle al paciente a autoimplementárselos.
En La Doctrina del Campeón, en el capítulo "Historias de Campeones" se resume la aventura de Héctor, un hombre de 60 años a quien le diagnostican de la manera más inesperada, en un chequeo médico rutinario, un cáncer de próstata. Héctor, que jamás en su vida ha estado enfermo, está muy asustado, casi en estado de shock. Pero al cabo de un par de días de llorar y de compadecerse de sí mismo decide contraatacar:
1. Asumirlo (vivir con ello de manera natural)
2. Iniciar un tratamiento médico a base de radioterapia de última generación
3. Diseñar un mapa mental de pensamientos positivos para actuar sobre el foco del cáncer
Tan sólo viendo el esquema de este programa se comprende que los resultados fueron más que buenos. Siete años después, Héctor sigue haciendo controles cada medio año sin que se le detecte por ahora rastro del cáncer. (Todos los detalles del programa, incluso de manera gráfica, se dan en La Doctrina del Campeón). Y no sólo eso: Héctor ha diseñado un programa mental de mantenimiento que practica con regularidad.
El resumen de todo esto es que la mente ha de colaborar de manera activa y positiva en cualquier proyecto que una persona decida emprender, porque tiene un rol de potenciación efectiva de las acciones emprendidas. La mente y el cuerpo forman un todo que es el ser humano y no han de separarse. Utilizar sólo la mente es ser un soñador. Utilizar sólo el cuerpo es ser un trabajador. Para ser un ganador se precisan ambas funciones a la vez: soñar y trabajar.