martes, 1 de julio de 2014

LA RECONSTRUCCIÓN DE REDES NEURALES DAÑADAS





Esta maravilla de la biotecnología de la evolución es la base de nuestra inteligencia. Parece ser que nacemos con el triple de neuronas que de adultos vamos a necesitar. Quizás sea así porque el cerebro no sabe todavía cuáles va a usar, que serán finalmente las que reciban los estímulos adecuados que hagan que se conecten con otras adecuadas para ir tejiendo una red de intercambio de datos que logre que se ejecute la comprensión. Las inusadas (o neuronas desconectadas) acabarán diluyéndose (o deberíamos decir hibernándose) y el nivel general se estabilizará, sobre los diez años de vida del cerebro, en la nada despreciable cifra de cien mil millones de neuronas activas (aunque muchas menos que con las que empezamos). Junto con este desarrollo, el cerebro irá adquiriendo este humano estado llamado consciencia. Y naturalmente otro llamado subconsciencia, donde archivará todo lo que no sea de uso consciente inmediato.

Pues bien: tanto la computación de datos, como el archivo de conocimientos, disponen de una red neuronal que los soporta, que es fundamentalmente la que van  creando los estímulos que llegan al cerebro via percepción de los sentidos. Pero también las crea el pensamiento dirigido e insistente, porque la información que circula por la conectómica de las neuronas no distingue entre realidad e imaginación es decir, entre acción y pensamiento. Al primer sistema le podríamos llamar automático, y al segundo aprendido. Cuando usted es pequeñ@ y sus padres le hablan en un idioma dado, perteneciente a la cultura en el seno de la cual usted ha nacido, el mecanismo automático de estimulación oral le forma una red neuronal específica para la gestión y manejo de este idioma que, una vez formada, le permite dominarlo con excelencia y usarlo en su vida diaria para relacionarse con los demás y con su mundo específico. O cuando usted aprende a nadar, a pilotar una avioneta o tener una actitud solidaria y ecológica con su entorno humano y natural, y así su cerebro va desarrollando una red especializada para cada cosa, conectada siempre con todas las demás.

RECUPERACIÓN DE LESIONES CEREBRALES

El cerebro, aún estando excelentemente protegido por el cráneo, no es inmune a traumatismos que lesionen sus redes neuronales. Pero cuando esto ocurre, y las funciones regulades por la o las redes neuronales afectadas dejan de operar, otras redes de funciones diferentes pero de algún modo conectadas con las lesionadas, empiezan paulatinamente a asumir parte de las funciones de las redes lesionadas. El cerebro funciona como la red de internet: no existe un centro coordinador, sino que todo el sistema opera a partir de núcleos locales o trends de información. La recuperación se inicia automática aunque lentamente. El enfermo progresa, pero el ritmo de su progreso viene muy condicionado por la cantidad de estímulos recibidos sistemáticamente. Si no hay un programa estimulador intensivo, la recuperación puede tardar años y no alcanzar el nivel anterior de operatividad.

Un programa de estimulación ha de contener estímulos físicos y mentales. Es obvio que si el paciente no puede mover un brazo, el estímulo físico debe consistir en movérselo continuadamente. Pero el efecto mental es el que acabará creando las neuronas que deberán controlarlo, y por tanto la estimulación mental debe ser paralela. ¿Cómo se estimula mentalmente? Pues hablando de ello, dando órdenes verbales al cerebro, haciendo que el paciente visualice continuadamente el futuro movimiento tal como se quiere que sea. ¿Qué ocurrirá entonces dentro del cerebro? No parece que sean nuevas neuronas que se vayan a crear de la nada las que reconstruirán el sistema, sino que serían aquellas iniciales neuronas infantiles que quedaron hibernadas: la reserva de la que el sistema tira para proseguir su renovación, recreando una red neuronal relativamente nueva -que se combina con los restos de la anterior-, que acabará haciendo que la gestualidad se recupere (aunque sea quizás ligeramente diferente del movimiento de antes de la lesión: por ejemplo, la forma de andar).

Los casos más espectaculares se dan con pacientes en coma o coma profundo. Ya sé que una de las cosas más terribles de la vida es tener a un ser querido vivo pero en estado de muerto porque su nivel de consciencia se ha ido. ¿Qué redes neuronales contienen o soportan el nivel de consciencia? Nadie lo sabe. Pero la persona en coma sigue generalmente con su inconsciente intacto, y éste puede ser estimulado para que un día, a su vez, vuelva generar consciencia.¿Cómo?

José Manuel Gil, de Madrid, sacó a su hijo de un coma profundo (después de haber estado 20 minutos clínicamente muerto) con un tremendo programa de sobrestimulación continuado en el tiempo.  Su historia y cómo lo hizo, puede leerse en su libro El viaje de Luis. Impresionante por su intensidad pero también por la fe y la voluntad de su ejecutor. Michael Schumacher, piloto de F-1, ha salido del coma después de varios meses y de forma espontánea (estimulado sólo por la presencia de sus familiares, que le hablaban todos los días como si estuviera consciente). Cuando uno está en coma no tiene acceso a la función consciente, pero su inconsciente sigue trabajando normalmente y mantiene la vida operando de forma habitual: haciendo que los pulmones respiren, que el corazón lata; haciendo que hígado y riñones realicen sus funciones normales... así pues, si hay vida hay esperanza.

Se sale de un coma como de un sueño nocturno muy profundo, con un cierto asombro causado por la vuelta al mundo material, y no se comprende nada hasta que el nivel consciente recuperado empieza a rebuscar en los recuerdos y se sitúa en el lugar anterior al trauma. Hay comas irreversibles, naturalmente, por ejemplo cuando hay muerte cerebral. Pero muchos creen, como en el caso de José Manuel Gil, que vale la pena intentar la reanimación por estimulación, porque probablemente en algún lugar del cerebro hay un mecanismo que hace "clic" y acciona el paso de la mente de la inconsciencia a la consciencia a partir de un cierto quantum de información. En el caso caso de José Manuel, la espectacular regresión de su hijo a la vida normal al cabo de un año y medio sin secuela de ninguna clase hace que los médicos admitan el "increíble resultado" aunque... teman sacar demasiadas conclusiones científicas.













































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