jueves, 15 de septiembre de 2011

LAS TRIBULACIONES DE UN ENTRENADOR MENTAL

Entrenador@ mental: un personaje así, tan experimentado en planificación del pensamiento y de la mente humana, con grandes cantidades de entusiasmo a sus espaldas, tan conocedor de la psique humana y sus reacciones, parece que habría de ser una persona extremamente segura de sí misma y, en todo caso, tener solventados sus problemas personales de relación al el mundo en general,  tanto en el nivel global como en el particular y, además, de manera soberana.

Pero es un humano. Y la inteligencia humana, tanto la generadora como la ejecutiva, se encuentran diluídas en una especie de caldo llamado inteligencia emocional, que es una espesa sopa cerebral que alberga  sentimientos y emociones que modifican constantemente las redes neuronales y de qué manera. Y el entrenador@, por bueno que sea, también está sometido a esta (maravillosa a veces, terrible otras) servidumbre. Piénsese en algo tan simple y positivo como un ser enamorad@; no cabe ninguna duda que su cerebro y su comportamiento general ha sido modificados por este sentimiento, que puede ser moderado y natural en la mayoría de las personas, pero que también puede ser devastador en adolescentes o personas mayores o por no verse correspondido. Un entrenador@ mental también puede enamorarse, puede morirse su madre, puede tocarle un viaje a Cancún en una rifa benéfica, o puede ocurrir que le embarguen el piso o que se emborrache un día su entrenado más prometedor y le mande a tomar por c... Es seguro que, pasado el primer shock, sabrá reaccionar ordenando su mente en la dirección que le llevará a asumirlo rápidamente y pasar en seguida a la acción. Pero habrá tenido, como todo humano, unos malos momentos de cierta duración.

Un entrenador@ mental es frecuentemente tomado por una especie de guru o guía (más moderno: coach, trainer, psicólogo); un ser infalible que lo sabe todo y que va a resolver nuestros problemas (comentario de un colega: "y así tiene que ser, amigo, porque si descubren que eres humano ya no confiarán en tí"). Pues no. Practicar eso sería como fundar una secta. No hay ni ha habido sobre el planeta Tierra ningún ser infalible no sometido a las servidumbres del cuerpo y de la mente, y es fácil de entender. Otra cosa es que este ser sea un profesional con una gran carga de experiencia y esto resulte muy útil a otros. Otras veces de la vida sabemos lo que hay que hacer pero no lo hacemos porque no queremos o no nos atrevemos o nos da pereza. Un entrenador mental también puede estar enfermo o tener días bajos o haber discutido con su pareja (que hace ya mucho tiempo dejó de ser su cliente. Nota: jamás ejerza su profesión, sea la que sea, con su pareja habitual), así que en estas situaciones la única solución correcta consiste en dormir doce horas y, al despertarse, darse una ducha fría. Y si además se toma un café, hace sol y el mar está azul, todo vuelve a quedar (relativamente) claro. Qué fácil es arreglar el estado de ánimo, ¿verdad?

Por eso es importante evidenciar desde un buen principio que un entrenador@ mental no es quién cambiará tu mente y te convertirá en un ganador@, sino quién te explicará cómo tú puedes cambiar tu mente para mejor. El trabajo tendrás que hacerlo tú. Nadie puede cambiar la mente de otra persona mentalmente sana excepto si ella misma así lo desea. Esto conlleva una planificación sistemática y un trabajo repetitivo que son ineludibles. Y ahí sí se necesita un@ profesional que pueda explicar cómo se hace, planificarlo y dirigirlo.

No sólo la psicología del triunfo (en el sentido de dominar el propio destino) sino cualquier forma de educación correcta debería basarse en el hecho, no tanto de enseñar las materias, como de enseñar a aprender las materias al educado. El niñ@ aprenderá jugando. El maestro podrá proponerle el juego y enseñarle cómo se juega, pero el niñ@ deberá jugarlo él mismo. La mayor tribulación del entrenador@ mental no consiste tanto en practicar esta máxima como en hacérsela entender a aquellos que creen que es un "Salvador" que aparece para librarles de sus problemas. El entrenador@ humano ya tiene bastantes problemas, como todo el mundo, y sólo le faltan los de los demás. El entrenador está ahí para enseñar a crear oportunidades, que no es poco. Para solventar problemas hay que contratar otro tipo de profesional, sea un abogado, un albañil o un psiquiatra.
                                                                                       



Enseñar a los demás cómo ellos mismos pueden hacerse mejores es el trabajo más bonito del mundo. Saber comunicar emoción, envolver las técnicas de desarrollo mental en sentimientos positivos hace que los mensajes sean más potentes. Un teórico susurro, un sugestivo boca-oreja misterioso: dime que me quieres aunque sea mentira. (si me lo dices bastantes veces, voy a creerte. Y tú también)


www.terapiasintegradas.com.ar/Las%20emociones.html
http://www.davida-red.or/



NO DOMINES TUS EMOCIONES PERO TAMPOCO LAS MUESTRES A CUALQUIERA

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