miércoles, 28 de mayo de 2014

LA VIDA CREATIVA











LA CREATIVIDAD ES IMAGINACIÓN Y
TODO EL MUNDO TIENE IMAGINACIÓN


CALENDARIO DE LA MENTE CREATIVA
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de    0 a 1     años:  No existe
de    1 a 3     años:  Práctica de la creatividad minimalista, entorno muy local, objetos pequeños
de    3 a 5     años:  Desarrollo de la fantasía, ampliación de horizontes
de    5 a 10   años:  Creatividad a partir de la copia
de  10 a 15   años:  Madurez de la expresividad creativa
de  15 a 20   años:  Necesidad de cambiar el mundo
de  20 a 25   años:  Desarrollo de la conciencia política y social
de  25 a 30   años:  Madurez personal, conciencia profesional
de  30 a 40   años:  Determinación de triunfar
de  40 a 45   años:  Repetición de los éxitos
de  45 a 50   años:  Intentos de estar a la altura de los 25 años
de  50 a 60   años:  Esfuerzos para reinventarse
de  60 a 75   años:  Declive leve hacia la senilidad
de  75 a 85   años:  Segunda juventud de la mente, ahora con el bagage de la experiencia
de  85 a 95   años:  Pérdida de las inhibiciones, me importa una mierda, yo y sólo yo


Naturalmente, esto es orientativo y existen además numerosas excepciones. Pero la tabla es útil para establecer de alguna manera cuál es la plataforma a partir de la que construir los próximos proyectos y cómo. Como también intentar calibrar el nivel creativo en el que puede encontrarse la propia pareja, un amigo, un familiar o un socio. Nótese que estamos tratando de proyectos vitales, no necesariamente profesionales. Se trata de autoinstalarse una pauta.

Tener una pauta de vida ayuda a vivir en un sentido direccional es decir, adónde voy y por qué, y su coordinación con la vida de los demás crea sinergias creativas e innovadoras. La vida es una catedral de pequeños y grandes proyectos, imaginados, luego algunos  realizados y otros derrumbados, pero en cualquier caso siempre soñados.  
































miércoles, 21 de mayo de 2014

MARAVILLAS DEL LENGUAJE






El lenguaje es el vestido del pensamiento.¿Por qué los seres humanos, ya en el primer año de vida, empezamos a articular sonidos que juntos forman unidades conceptuales que son significantes de los significados finales? ¿De dónde sale la potente bio-máquina neuronal que puede realizar esta proeza intelectual de base abstracta? Pensamos, no cabe duda, pero además sabemos codificar el pensamiento para poderlo comunicar a nuestros congéneres. Y sabemos hacerlo desde pequeños.

Los niños poseen, en los primeros estadios de la vida, una cantidad enorme de neuronas, muy superior al del cerebro humano adulto, pero con las conexiones entre ellas aún por establecer. Las estimulaciones exteriores, impresiones, mensajes, percepciones, van creando la conectómica que luego determinará la capacidad de captura y adquisición de información y conocimiento.

Cada lenguaje adquirido tiene como soporte una red neuronal específica. Porque el pensamiento construye una red neuronal específica para la gestión de cada habilidad o proyecto concreto. El pensament construeix una red neuronal especifica per a la gestió de cada habilitat o projecte ideat. La penseé construit un réssau de neurones pour la géstion de chaque habileté ou project spécifique. Thought builds a neural network to administrate each specific skill or project. Tankegangen bygger et specielt netvaerk for at administrerer ethver konkrete dygtihed eller projekt. Il pensiero costruye una rete nerale specifica per la administrazione di ogni abilittà o projetto concreto. Seis lenguas: seis redes neurales específicas. Y una vez construídas y funcionando, son automáticas.

Cada habilidad, bien que sea algo tan sencillo como mover una mano, está siempre soportada por una red neuronal que la administra. Cuando, por los motivos que sean, falla esta red, se produce la discapacidad correspondiente, que puede ir desde el tartamudeo hasta la invalidez. Las redes que administran idiomas, que es lo que nos ocupa, son formidables, y se usan en modo automático mientras la mente está ocupada en el contenido de lo que se desea comunicar, lo que puede hacerse de forma oral (sonidos) y de forma escrita (signos). La mente receptora decodificará los sonidos o los signos para hacer la comprensión del mensaje siempre que posea una red neuronal del mismo código del emisor. Si no posee esta red, no comprenderá nada, por más que escuche o lea con la mayor atención. Si la red que posee está en construcción (en fase de aprender el idioma), comprenderá parcialmente y, de la misma manera, sólo podrá comunicar parcialidades, a veces fallidas. Pero, aún fallidas, la perspicacia intelectiva de la red neuronal receptora llegará a decodificar, no lo que se expresó, sino lo que se intentó expresar (no el código adecuado sino la intención del código), y esta es una de las diferencias con los códigos cibernéticos: que el bioordenador que es la mente humana puede gestionar también un tipo de información al que podríamos llamar inexacto, aproximado o fuzzie, con gran habilidad y sin que le suponga un esfuerzo especial.


Uno de los mejores regalos para el desarrollo las futuras capacidades intelectivas del niñ@ es el bilingüismo cultural. Este bilinguïsmo no consiste simplemente en "hablar" dos idiomas, sino en incorporar desde el principio dos idiomas a la idiosincrasia cultural de la persona es decir: hacer que formen parte del resorte automático del pensar introspectivo, de la conciencia cultural de cada uno. Eso sólo es posible en el periodo preescolar del niño, 0-5 años. Este fenómeno se da de modo natural en algunos lugares del mundo como por ejemplo California, sur de Finlandia o Cataluña. En California mucho mejicanos de origen, con idioma y cultura mejicana en casa, se sumerjen en el paradigma anglosajón a través del colegio y de la televisión. En Finlandia, la comunidad suecohablante se entremezcla con la escuela finlandesa y en Cataluña los niños, que se encuentran con la potencia del castellano a través de medios de comunicación y comunidad hispanoparlante, reciben la magnífica compensación de la enseñanza vehicular en catalán, a parte del idioma del hogar, que puede ser catalán, castellano o en la mayoría de casos, ambos.

Una mente infantil de bilingüismo nativo incorpora subconscientemente el concepto diversidad como algo natural, y no ve el mundo que no es el suyo como una amenaza sino como una emoción. La segunda ventaja colosal es la que aporta un mecanismo neuronal desarrollado por esta situación que sirve para adaptarse rápidamente al switch: qué idioma hay que hablar en función del planteamiento social o del personaje. Esta capacidad automática de cambiar la polaridad le será útil en todos los órdenes de la vida: hablar un idioma mientras se piensa en otro; no decir lo que se está pensando sino otra cosa; hacer varias cosa a la vez o tomar decisiones en décimas de segundo (por ejemplo conduciendo un vehículo), porque el mecanismo cerebral tendrá muy bien adquirida la capacidad de decidir como un acto reflejo.

El mundo no hace a los seres humanos, sino que los seres humanos hacemos el mundo. Y lo hacemos con el pensamiento primero y con el lenguaje después. Una piedra puede ser lo que nosotros queramos. Para un violento, puede ser un arma. Para un constructor puede ser un elemento de construcción. Para un campesino puede ser una silla, una tapia, una cabaña. Para un distraído, un tropezón. Para un niño, un juguete. Para un artista, una escultura. Y entonces, bajo la interpretación del pensamiento y su vestido el lenguaje, los objetos y los conceptos pueden adquirir dimensiones de todos tipos y colores, de todos los tamaños, de todos los signos: negativos, positivos y neutros; tristes, divertidos, melancólicos, románticos, evocadores, sensuales, cariñosos o cualquier otra emoción con la que la conciencia humana les quiera envolver... Las palabras te acarician o te envenenan;  te crean universos mentales donde transitar, refugiarse o disfrutar. Te hacen ser mejor o peor. Te hacen vivir.




























miércoles, 7 de mayo de 2014

CONEXIONES DE INTELIGENCIA



En el preciso y precioso bioordenador humano que es el cerebro, de una complejidad tan extrema que sólo una diosa evolutiva y eterna puede haber diseñado, la información se administra con una celeridad superior a la de la luz. Esto se debe en parte al hecho que lo que genera no es exactament material, o en todo caso es una materia no comprendida en la limitación del espacio-tiempo. Es el pensamiento, una substancia extremamente volátil pero no tanto como para no pesar, extremamente sutil pero no tanto como para no tener efectos, extremamente inconsútil, pero no tanto como para no ser determinantemente benéfica o maligna. El pensamiento es el desencadenante de la acción y el vehículo de los sentimientos. El pensamiento del cerebro humano es un software en constante creación que genera y gestiona la llamada mente: un universo paralelo que observa y refleja acontecimientos del mundo material, los percibe y los interpreta subjetivamente.

La inteligencia, comprendida como capacidad del cerebro para entender las cosas y generar conocimiento, es un mecanismo genético y desarrollable, tal que un músculo, y esta capacidad viene dada por una serie de factores como los hereditarios -resultado de los programas vividos durante el crecimiento en un entorno familiar determinado; quiero decir que si la familia es muy musical la herencia social también lo será-, los educativos -especialmente en época preescolar- y los traumáticos, que han sacudido de alguna manera las raíces del nivel inconsciente creando un camino nuevo -positivo o negativo- a partir de un hecho potente y puntual (muerte de la madre, por ejemplo).

Pero en el mundo actual, ¿es suficiente con comprender? ¿Basta una inteligencia con gran capacidad de entendimiento de los acontecimientos y de las cosas para vivir una vida plena y enriquecedora? Claro que no. Necesitamos inteligencias generadoras, inteligencias emprendedoras, sociales, armónicas, ecológicas y entrañables; necesitamos saber ser solidarios, saber amar, saber compartir. Y para todo ello sirve el sistema neuronal que tenemos. Hay que crear caminos de pensamiento nuevos. Tenemos que enseñar a los niños a pensar.

Todo eso lo logramos conectando nuevas neuronas entre sí, y el instrumento es el pensamiento consciente, la incorporación de conocimiento, la administración de datos, el ejercicio psiconeurológico. Relacionando antiguas comprensiones con nuevas informaciones ampliamos esta conectómica e incluso generamos neuronas nuevas y, no tan sólo sabemos más, sino que con mayor sinergia interneuronal fluyen nuevas ideas. La base de la innovación no es otra que la nueva remezcla las informaciones anteriores, vistas con nuevas neuronas, a la que se añaden datos. Cada día sabemos más.  La creatividad es entonces volver a observar lo mismo desde una nueva perspectiva. Un avión que pesa mil quinientas toneladas en reposo no puede sostenerlo el tenue aire, pero a gran velocidad el peso del avión ha disminuído tanto que el tenue aire sí puede sostenerlo. ¿Cuánta inteligencia se necesita para comprender esto? Muy poca cuando alguien te lo explica. Mucha cuando nadie lo sabe ni se lo ha planteado jamás.


Toda inteligencia, toda habilidad, requiere de una base neuronal que la gestione. Cuando esta base neuronal se daña el movimiento, la habilidad, el conocimiento correspondiente se detiene. ¿Es posible recuperarlo? Es posible. Hay que reconstruir, con viejas redes, las funciones de la red neuronal dañada, haciendo que las neuronas sanas se reconecten en nuevas combinaciones y incorporen a sus sistema las funciones de las redes neuronales perdidas. ¿Con qué se puede conseguir? Con la sobreestimulación.


En el año 2012 José Manuel Gil, un madrileño de 45 años, realizó una auténtica proeza neurológica: recuperó a su hijo Luis de 12 años, al 100% y en tiempo récord, de un estado vegetativo. El chico se había clavado por accidente una navaja, justo al lado del corazón. Estuvo clínicamente muerto durante 20 minutos y luego, en el hospital, consiguieron reanimarle y entró en coma. Estaba vivo y su padre, con permiso de los médicos escépticos, elaboró y puso en marcha un programa de recuperación de la conectómica neuronal destinado a hacerle salir del coma primero, y a retomar la actividad neuronal de la consciencia después es decir, del pensamiento. Y como consecuencia, del entendimiento y de la acción.

Dicho y hecho. Sobreestimulación auditiva vigorosa: música a alto volumen (del estilo que le gustaba a Luis), ruidos de todas clase como bocinas, baterías y sirenas; tocarle y acariciarle; conversaciones en voz muy alta y hacerle preguntas; aire comprimido y helado sobre todo el cuerpo; cantarle canciones con un micrófono... y un día empezó a moverse levemente; primero los párpados, la cabeza, los dedos...era obvio que su cerebro comenzaba a activarse. Hasta que otro día, al cabo de un par de semanas, despertó incorporándose sentado en la cama, como si despertara de un largo sueño.

Fue dado de alta pero su condición era lamentable. Tenía que recuperar el habla, la memoria, la capacidad de leer, de mantenerse en pié, de coger objetos y utilizarlos...José Manuel diseñó un programa severísimo de doce horas diarias sobre tres ejes: ejercicio diario muy vigoroso (agarrarle y forzarle a hacer los movimientos repetitivos durante horas y, más adelante ayudarle a correr, a montar en bicicleta, monopatín...), ejercicio neurológico diario (jugar a cartas, a la oca; juegos de ordenador, ajedrez, memory, sumas y restas...) y administración de gran cantidad de compuestos de soporte (vitaminas, minerales, medicinas específicas para la mejora dels cerebro...)

A los cuatro meses y medio de clavarse la navaja, Luis volvió al colegio. No estaba al cien por cien, ni mucho menos, pero su progreso era evidente. En casa, los ejercicios no cesaban. Al año Luis estaba normal y no le había quedado secuelas. Actualmente saca incluso mejores notas que antes; practica el submarinismo, karts, wakeboard... José Manuel ha plasmado el desarrollo de esta experiencia en un libro ("El viaje de Luis", editorial Oberon). Los médicos del hospital de La Paz de Madrid están alucinados.

El cerebro humano es un bioordenador fabuloso con una capacidad de recuperación increíble. Cuando unas redes neurológicas determinadas se dañan (y por tanto las funciones que administran se detienen) otras redes tratan de hacerse cargo de las funciones, y lo consiguen, parcial o totalmente, pero el proceso es lento. Si se sobreestimula el cerebro, en cambio, parece que este proceso se dinamiza y es posible que una nueva conectómica neuronal (a veces incluso con el nacimiento de nuevas neuronas) retome las funciones de las antiguas células neuronales dañadas por, por ejemplo, la falta de riego sanguíneo, en un tiempo récord.

  Así pues, si las conexiones de inteligencia pueden recuperarse , es evidente que con más motivo pueden desarrollarse. Que es exactamente lo que ocurre dentro del cerebro humano cuando una persona no para de imaginar y de aprender.