Uno de los problemas con los que se enfrentan los educadores de hoy es lograr que los niños aprendan a expresarse por escrito. Escribir es un ejercicio fenomenal para la mente. Cuando se habla hay poco tiempo para pensar lo que se comunica. Escribiendo, en cambio, se tiene todo el tiempo del mundo; pero lo que parece una facilidad es un inconveniente en el sentido que lo que se dice permanece, y por eso hay pensarlo bien. Además, no sabemos si el que nos lee interpretará correctamente lo que decimos (no estaremos allí para eventualmente corregir o complementar lo que hemos dicho), ni si nos leerá por encima o a trozos (o le llamarán por el móvil o llegará alguien a su casa en aquel momento), así que hay que esforzarse en elaborar un texto de línea concreta, con una exposición clara, una argumentación no excesiva y unas conclusiones específicas (si tu abuela puede entenderlo, está bien escrito).
Lo niños no quieren escribir. Prefieren jugar con su Nintendo. Cuando escriben saben muy bien que sus lectores se reducen a un@, que es el educador@. Es muy aburrido escribir para uno. No hay incentivo. Y sin embargo estos niños necesitarán formularse correctamente por escrito cuando accedan al mercado de trabajo: escribiendo informes, rapports; propuestas y proyectos, resoluciones, recursos, sentencias, cartas, emails, artículos... y a escribir bien sólo se puede aprender escribiendo (learning by doing)
Muchos educadores están empezando a proporcionar a los niños dos medios que les encantan: tecnología y redes sociales. Animándoles a crear su propio blog (al principio puede estructurarse como un blog para cada tres alumnos, por ejemplo), pueden crear los insights que supone tener que escribir para sus compañeros de clase y también para otros del exterior de la clase, cultivando así una audiencia amplia y por tanto más estimulante. Los alumnos de la clase son proactivos, se leen mutuamente los posts y se suministran feedback en forma de "me gusta" y de comentarios al respecto del texto. Y también puede llegar feedback del exterior si los propios alumnos promocionan su blog entre amigos y familiares. Pueden suministrar links donde profundizar en el tema o discutirse una determinada postura. Pueden competir en encontrar respuestas a temas polémicos.
En Estados Unidos algunos profesores se han mostrado reacios a este procedimiento educativo (aún reconociendo sus virtudes didácticas) por la posibilidad de problemas de seguridad y protección de datos en la red, pero esto se está resolviendo satisfactoriamente con la creación de plataformas específicas para escolares, con códigos de conducta que contemplan no facilitar datos demasiado personales y concretos o colgar fotografías que identifiquen claramente al escolar.
En definitiva se trata ni más ni menos que adaptar la enseñanza a las herramientas actuales y a las preferencias digitales de los escolares de hoy, para los que ya no resulta operativo remover las más ricas viandas del conocimiento con cuchara de palo. Los tiempos han cambiado, y quienes más tarden en aceptarlo quedarán a la cola, es decir: estarán preparados para un mundo que ya no existirá.
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