domingo, 14 de septiembre de 2014

LA ENERGIA DE LA GENTE




































He estado en la manifestación de la Diada del 11 de Setiembre de 2014 en Barcelona para volver a sentir bajo mi piel, en el bajo vientre, en la espalda y la nuca la fuerza, la energía inmensa de dos millones de mentes pensando lo mismo, sintiendo lo mismo, gritando lo mismo. Llego a casa recargado, con el vello erizado, excitado, llamo a amigos, no puedo dormir. Dejo completamente la política de lado en este examen, no tomo partido y analizaré solamente la experiencia energética vital.

Esta energía es perceptible de forma muy clara en la grandes concentraciones humanas, siempre que el objetivo pensado sea el mismo para todo el mundo. En un grupo homogéneo, donde todas las mentes se sincronizan, se multiplica la configuración del pensamiento de forma geométrica, influencia el entorno, materializa acciones y lleva en volandas hacia el objetivo. Es una forma de oración que construye un ente mental poderosísimo instalado alrededor de quienes lo emiten, que tardará mucho, mucho tiempo, en desvanecerse. Una masa mental de dos millones de cerebros es indestructible. No hay contramedida mental posible. El organismo etéreo generado es muy espeso y tiende precipitar en materia es decir, a realizarse inapelablemente.

El poder de esta fuerza no debe subestimarse nunca. Si como personaje público (es decir, alguien que representa una masa pensante)  amenaza o insulta a otra masa pensante sincronizada, ésta le devolverá un castigo mental que llevará a su destrucción como persona individual. Si por contra un personaje público emite interacciones positivas con la masa pensante sincronizada, el efecto de retroacción puede causarle un beneficio grandioso como individuo, incluso desproporcionado. Esto es un aviso para navegantes políticos. El efecto a nivel individual es el mismo pero, naturalmente, casi imperceptible. La masa mental sincronizada es un monstruo de potencia ciega, y por tanto debe ser manipulado con cuidado exquisito porque puede ser definitivo, tanto para bien como para mal. Ya lo saben quienes de alguna manera actúan en público. La masa es simple, pero poderosísima. Atentos.

Y pues los mensajes emitidos con los deseos de la mente pueden ser, naturalmente, positivos, negativos o neutros. El mensaje mental, creado por la voluntad y diseñado por la imaginación, vive y se alimenta de quienes lo han generado; viaja, visita otras mentes, se mete por recovecos cerebrales, efectúa trabajos de influencia, pero siempre, siempre, acaba volviendo al emisor. En este sentido, la vida de los emisores de mensajes positivos será agradable porque estará compuesta de proyectos e ilusiones: quien tiene un proyecto genera la energía para realizarlo. Emociona y pone la piel de gallina estar entre tanta gente que cree y visualiza, por ejemplo, un futuro libre y mejor.  Y no olvidemos que la fuerza de los emisores de mensajes negativos es también extremamente poderosa, más quizás que la de los positivos, pero terminará en iras, angustias, fracaso, reproches odio y decepción. Así de simple es la cosa para todo el mundo individualmente.            

 Y recuérdese que cuando el mensaje es generado de forma tan masivamente colectiva, su energía estremece y  su resultado es inexorable. Una gozada. Manipular con precaución.














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