viernes, 28 de diciembre de 2012

BUENAS SENSACIONES



Hay días, hay momentos en que los campeones, sin poder explicar por qué, tienen buenas sensaciones. Es un sentimiento optimista, una especie de armonización de la mente con el entorno; una sincronización de los hemisferios cerebrales con la naturaleza de la vida misma, una integración con la energía del cosmos, una coordinación con los biorritmos de la tierra, un aprovechamiento de las fuerzas telúricas que irradian del corazón del planeta... quién sabe. Pero para el que lo siente está muy claro porque, lo que antes eran olas que rompían sobre uno, ahora es uno que se desliza por encima de las olas.

Cuando la mente está abierta, positiva y creativa, absorve energías y se sincroniza con ellas. Tal vez no siempre sea así. Hay días en que las isóbaras magnéticas andan revueltas y las olas rompen sobre uno aunque la actitud sea positiva y abierta. Ese día será mejor abstenerse de navegar por la vida, si es que se puede evitar, o reducir la actividad a mínimos. Pero cuando se tienen buenas sensaciones se entra fácilmente en una racha, que es una continuidad de sucesos benéficos y victorias sorpresivas que a veces parece no tener fin. Es como el minero que, después de años de trabajo, ha encontrado una veta. Y entonces todo parece fácil.

Un esquiador con buenas sensaciones logra tal integración con la nieve que se diría que es toda la montaña la que se mueve bajo sus esquís etéreos. Un nadador con buenas sensaciones no lucha contra el agua sino que se desliza por una especie de túnel que las aguas forman apartándose a su paso. Las buenas sensaciones te hacen sentir que muy pronto tu vida avanzará de golpe tres pasos, o que vas a ganar el campeonato, o que vas a tener pareja o que ahí va a estar el objeto que te faltaba para completar la colección o cualquier otra cosa que desees, y así ocurre efectivamente. Estupendas sintonías.

El campeón@ trabaja para generar estas buenas sensaciones: qué sencillo resulta mantenerse de pié en la cubierta de un barco pequeño cuando se ha aprendido a anticipar los movimientos del mar. Pero para que esto sea así ha habido un importante trabajo anterior continuado que ha familiarizado a la mente ganadora con el medio. Le preguntaban a un fotógrafo de animales en libertad cómo lograba sorprender, por ejemplo a un conejo, que es un animal rápido y escurridizo que se esconde al más mínimo signo de presencia humana:

-Bien, llego a un claro del bosque y me acurruco entre las zarzas. Apoyo la cámara sobre una piedra y me quedo estirado en tierra completamente inmóvil. Al principio nada se mueve en el bosque. Parece que, asustados, todos los animales hayan huído lejos. Pero a medida que pasa el tiempo el bosque va recobrando la vida. A la media hora se ha llenado de pájaros que no me ven porque, con mi inmovilidad, formo parte del entorno. A la hora, hay conejos por todas partes. Entonces empiezo a disparar la cámara, y estoy tan aceptado por el entorno que incluso puedo moverme con suavidad.

Familiarizarse e integrarse al medio en el que se va a desarrollar una actividad productiva es un modo idóneo de crear buenas sensaciones. Sintonizar la mente con la frecuencia más positiva del dial del universo, también.

sábado, 15 de diciembre de 2012

LA MENTE Y EL ÉXITO
























El subconsciente es ese nivel de la mente que todo lo grava y archiva, que tiene una capacidad muy superior al disco duro de cualquier ordenador porque resulta que toda la información y vivencias las utiliza y guarda envueltas en un embalaje de sensaciones, sentimientos y emociones perfectamente individualizadas, cuyo resultado es el grado de sensibilidad de la personalidad que las alberga.

Pero justamente este nivel de tanta capacidad es perfectamente irracional, dicho en el sentido más positivo de la palabra. No atiende a razones, no se deja conectar fácilmente, no tiene sentido del humor ni entiende los asertos negativos. Sólo computa. Parece que está conectado a una especie de inteligencia humana colectiva producto del millón de años de evolución del género humano sobre el planeta, o a una especie de memoria histórica, o de conciencia cuántica o de energía vital del universo. Una sabiduría superior que rige de forma global los mecanismos microcósmicos de la materia y del espíritu, sea la mente de un dios, un programa informático de software implementado por seres de un nivel de inteligencia altamente superior o quién sabe qué otra cosa.

La cuestión es gestionar todos los recursos de la mente en el sentido deseado. Hacer que todos apunten en una misma dirección. Crear un ineluctable destino exitoso. Autoprogramando el subconsciente vamos a moldear ciertas zonas del cerebro en las que se van a crear y reforzar redes neurológicas específicas y conexiones sinápticas concretas para la tarea que proyectamos. Es como poner el piloto automático: una vez programado trabajará por su cuenta sin que tengamos que estar pendientes de la dirección. El ejemplo clásico es conducir el coche para volver a casa. La mente puede estar volando por los infinitos, ocupada en mil historias o proyectos o recuerdos, mientras su dueñ@ conduce correctamente hasta casa sin haber sido consciente de los pormenores de la conducción ni de la ruta. Porque su subconsciente tiene el camino programado y no necesita nuevas instrucciones para llegar hasta el fin de manera rápida y eficaz.

Se cuenta que, a los diez años, Rafa Nadal era un gran fan de Agassi, que por aquellos tiempos era ya de los primeros jugadores del ranking. Y pensaba, mientras lo veía jugar en televisión, yo seré un día el número uno, y voy a jugar contra tí y te voy a ganar. Y así fue, exactamente. Poco después Agassi se retiraba y Nadal era el número uno. La fuerza de la convicción, la presencia permanente de la idea en la mente y el trabajo duro programaron su mente en el sentido deseado hasta la meta marcada. Cualquiera puede hacerlo. Sólo hay que determinar el puerto, marcar el rumbo y programar el timón automático. Y luego ponerse ha trabajar, claro. A trabajar de verdad.




miércoles, 12 de diciembre de 2012

DEVELOPING THE IMAGINATION







The sense of imagination, vital for the self-implantation of mental programs, is found in the majority of people  in a latent state as a result of repression in childhood, when you are forbidden to be yourself, dream or engage excessively in fantasy. Educators induce a child to connect with the hardest reality, characterizing any other form of thought as 'nonsense', 'having your head in the clouds' or 'only having nonsense in your head'. Even video game software programs are considered a virtual 'reality'. It leaves little room for fantasy and imagination.

Yet there is a mind capable of any imaginative feat which can be used at specific times without losing habitual contact with strict reality, which provides an extra dimension, which makes you fulfilled and happy. The imagination, like any other mental or physical muscle, becomes stronger with exercise.

There are many ways to exercise tne imagination and everyone should find his own particular route. Our virtual champion often uses an exercise which he calls 'the creation of screenplays'. This envolves imagining a location where a determined series of events will occur through inventive characters. To avoid having to invent them from scratch, you can often think about someone you know to set up a specific personality, generally exotic or surrealistic. When he has built two or three characters (say a protagonist, an antagonist and the third in discord), the champion starts to make them interact in the imagined location, and the results are very often so spectacular that he is keen to put them in the computer and write up the story as it developes and sell it to some producer. From strengthening your imaginative ability, visual implantation in the mind of your own winning programs is child's play.












miércoles, 5 de diciembre de 2012

DESESPERADOS POR APRENDER







La adaptación de medios y metodologías de la educación al universo digital y al 2.0 en particular, como la formación on line, es objeto de un intensísimo debate en la actualidad, con Estados Unidos al frente de las investigaciones, con aportaciones de todos los sectores de la educación. Hay opiniones para todos los gustos, desde al autoaprendizaje digital supervisado por un monitor, hasta el regreso a las filosofías de los viejos popes de la pedagogía humanizante como Piaget, Montessori, Decroly y otros, ahora apoyándose en
las tecnologías digitales.

Se ha postulado que la autoeducación es la única educación que existe en realidad, mientras los educadores se esfuerzan por convertir sus aulas de ordenadores en lugares donde se insufle también la emoción y el entusiasmo. Donde la participación y el intercambio con los demás sea el auténtico estímulo. Donde la investigación individual se desarrolle a partir del e-learning y de la construcción de blogs desde los que interaccionar intelectivamente con otros aprendices. Y algunos se preguntan ¿la selección informativa necesaria para extraer contenidos de la masa apocalíptica y cataclísmica de Internet ¿con qué criterios se debería proponer?

Mientras tanto, en la India, escolares sin escuela reciben lecciones magistrales impartidas bajo puentes por  maestros locales bienintencionados. Y puedo asegurar que bajo estas condiciones están allí los alumnos que de verdad quieren aprender, que priorizan su ansia de saber por encima de la misma alimentación, que la demanda de su pequeño estómago más o menos hambriento es neutralizada por la lucecita del conocimiento. Yo, las veces que he visto esto en persona, me he emocionado y he vuelto a confiar en el futuro de la raza humana.

El ansia de saber es una función del cerebro sutil y enternecedora, un afán de despegar, de alzar el vuelo hacia las estrellas de la ciencia y de la sabiduría, de alzarse por encima de esta condición material a veces  sucia y corrupta y otras tan sublime, de intentar comprender para un día lograr organizar. Nadie sabe dónde está exactamente localizada esta inquietud mental aunque parece que en el neocórtex frontal. Es posible que sea sólo eso lo que nos distingue de los animales y hace que sintamos que, el día que sepamos más cosas todo irá mejor, y sea así la causa de este optimismo irracional de la especie humana que siempre cree en un futuro esplendoroso y por eso mismo sigue luchando y por eso mismo ha llegado donde ha llegado.

Soy un admirador de ese cerebro infantil nítido armado con potencialidades a la espera de desarrollarse positivamente, y por supuesto envueltas en las mismas o aún mayores emociones que las del cerebro adulto. Qué enorme responsabilidad la de los padres, que muchos eluden y traspasan a los profesores para que les traigan a casa el hijit@ ya educado. Enséñame cosas, papá, juega conmigo. Cuanto más aprende, más desea aprender. Cuanto más desea aprender, más aprende.

En Escandinavia los niños estudian en régimen de total libertad y se han suprimido los conceptos de competitividad, de premio y de castigo. Las evaluaciones son de actitud y comportamiento y no de quantum aprendido. Los alumnos autoaprenden a leer y escribir cuando ellos sienten la necesidad de leer y escribir; de saber que dice este cuento de dibujos, de escribir su nombre, de pulsar el teclado del ordenador y formar un grupo de palabras que, pinchado, abre unas ventanas sucesivas fenomenales: algunos más pronto, otros más tarde. Unos reconocen las letras y forman palabras sencillas ya a los cuatro años, otros a los cinco, a los seis o a los siete. Parece ser que la velocidad de incorporación del conocimiento es individual, probablemente porque las motivaciones también lo son. Durante todo este episodio hay una secuencia interpersonal que es la verdaderamente importante: la relación con los demás para el juego y también para el intercambio de información es decir, qué podemos aprender de cada uno. Porque se aprende lo que se da, y se olvida lo que se guarda.

Vuelvan a mirar por favor la foto y observen la mirada del niño de la izquierda. Quiero aprender. Saludos.















¿Le gustó este post? Charles Bennet apreciará mucho sus comentarios. Gracias.

sábado, 1 de diciembre de 2012

FABRICANDO CONCEPTOS MENTALES





Casi todo el mundo dice saber lo que quiere, pero si se pregunta se verá en seguida que los deseos de la gente son confusos, generalistas, mal explicados y muy poco claros. Rara vez encontraremos a alguien que nos diga algo tan sencillo como por ejemplo "quiero ser periodista".  Si el cerebro (vehículo) no sabe dónde va la mente (el conductor) ¿a qué destino la ha de llevar?

TENERLO CLARO:  una mente ganadora ha de ser capaz de formular e imaginar exactamente su propósito. Para ello debe fabricar un concepto mental que pueda ser visitado: que exista con fondo y forma para ser evocado regularmente; alimentado, desarrollado, engordado y cuidado. Hay que poder seguir su trayectoria evolutiva, midiendo su aproximación progresiva a la materialización; ha de poderse sintonizar con él hasta lograr que forme parte de la personalidad que lo alberga.

Al decidirlo y pensarlo se formará un núcleo conceptual o signo mayor dominante de primer plano que habrá de ser revestido con la parafernalia ad hoc relativa al propósito: en el ejemplo mencionado supongamos un@ periodista protagonista en ejercicio de su labor profesional entrevistando a un famos@ con nombre y apellido; dónde se encuentran amb@s, cómo van vestid@s, si están con otras personas en un plató de televisión, de qué color son los decorados... En realidad hay que pintar un cuadro visualizándolo en la mente con el mayor número de detalles posible (signos periféricos o de segundo plano) que será el elemento de trabajo mental a fijar (sin movimiento) y desarrollar (secuenciándolo después con movimiento). También puede representarse en un ordenador visual táctil de la mente (OVTM) -previamente diseñado con el pensamiento-, y allí construir un programa especial de desarrollo de la actividad periodística propuesta.

La repetición regular de este esquema conceptual lo convierte en hábito. El hábito acaba formando carácter y el carácter configura el destino previsto hasta donde se encuentra el objetivo. Puede ser que no se alcance exactamente en forma y en tiempo, pero se alcanzará con toda seguridad. Quien maneja y controla el músculo mental asume el mando de su propia vida.












¿Le gustó este post? Mande su comentario a Charles Bennet. Gracias.