TIME?
PARECE QUE
debido a que nuestro cerebro tiene una especie de cronómetro incorporado en el cerebelo (?), desde pequeños vamos adquiriendo un sentido del tiempo que es bastante similar para todas las personas, y que contextualiza y determina la percepción de nuestra posición en el espacio-tiempo de este planeta en el que vivimos. Todo el mundo sabe qué día es y en qué año vive; lo que pasó y más o menos cuánto tiempo hace que pasó y qué puede ocurrir en el futuro más próximo. Lo que resulta diferente es cómo percibe el paso del tiempo cada cerebro individual. Para un niñ@ el tiempo transcurre muy lentamente; para un ancian@ muy rápidamente. Para un preso, muy lentamente, para un amante, rapidísimo, por citar algunos ejemplos.
El esquema del paso del tiempo es definido por la cosmología y por la neurociencia como una serie láminas sucesivas o rebanadas de más o menos tres segundos de grosor. Tres segundos es el tiempo aproximado que tarda un cerebro en percibir la información, interpretarla y asumirla: a eso le llamamos presente. El tiempo va pasando en láminas sucesivas de tres segundos. Antes de la lámina de este momento, todo es pasado; después de la lámina de este momento, todo es futuro. Así que, como la vida se vive en el presente, sólo tenemos tres segundos para vivirla. Por suerte, después de estos tres segundos vendrán tres segundos más, y así sucesivamente hasta llegar un día a la última de nuestras láminas.
Pero la cuestión importante, para una mente activa y generadora de oportunidades, es la utilidad del tiempo que pasa, teniendo en cuenta que sólo podemos asirlo de tres en tres segundos.
Usar el tiempo es actuar dentro de él. La mayoría de la gente actúa sin haber pensado antes por qué lo hace. Actúa por inercia, por imitación, por costumbre. Son acciones que van a saltos, que no llegan a ninguna parte porque no nadan en un contexto general que trabaja conjuntamente en dirección a un objetivo. Pensar, en cambio, es actuar fuera del tiempo, puesto que la mente es un ente libre no sujeto a ninguna ley ni espacio físicos. La mente se pasea por el pasado y por el futuro, por las abstracciones o las matemáticas, dentro de este sistema solar o por una galaxia a millones de años luz de distancia. La mente construye lo que quiere, ve lo que quiere y vive en un universo personal resultado de su propio pensamiento y de la influencia recibida del mundo exterior, de personas, de educación, experiencias y eventos. La mente interconecta todas las acciones. Ha de ser la mente, por consiguiente, la que enlace las rebanadas de modo que las actuaciones formen una especie de sopa global de continuidad.
Pues bien: las formas de entrenamiento mental educan la mente para que aprenda a imaginar los actos que van a tener lugar más tarde dentro del tiempo, coordinando las acciones. Dicho en palabras más simples: de la mesa de proyectos a la ejecución de la obra sin saltos (ni sobresaltos). Hay que pensar mucho y luego trabajar mucho. Si sólo se piensa se es un pensador. Si sólo se trabaja, se es un trabajador. Y ni los pensadores ni los trabajadores suelen conseguir grandes metas. Un campeón@ es ambas cosas a la vez.
La gestión del tiempo consiste en aplicar correctamente el tiempo de utilidad a cada opción. Seguro que muchos de ustedes han oído hablar de algún deportista o algún negociador (o de un cirujano, o de un piloto) que administran muy bien los tiempos. A veces arrancan muy rápido. De repente se paran. Luego aceleran, luego se toman una pausa y al final enlentecen la acción o "duermen el partido". La mente es el motor de todo lo que está ocurriendo y, como el puño del gas de la moto, puede aprender a marcar los tiempos de la acción abriendo gas, cerrándolo, reduciendo y acelerando. Un adversario (cuando lo hay) suele quedar confundido con estas habilidades.
CARPE DIEM
Aprovecha el día (o si se quiere, disfruta del día, o sácale partido al día)
¿Y cómo se hace eso? ¿Qué sentido vamos a darle al verbo aprovechar en este contexto?
Cada día nos son suministradas 28.800 rebanadas de tiempo presente listas para usar pensando, actuando, descansando físicamente (la mente no descansa jamás), comiendo en un restaurante, leyendo un libro, haciendo el amor, jugando al parchís, haciendo gimnasia o hablando con un amig@.
Si la planificación es inteligente, puede programarse el descanso de la mente con un simple cambio de actividad: los tenistas jugarán al golf y los golfistas jugarán a tenis. La mente no necesita descanso, e incluso cuando el cuerpo duerme mantiene una gran actividad (en el sueño la mente fija cosas aprendidas, desarchiva recuerdos, elimina porquería mental como traumas y neuras, recopila información para nuevas ideas, y muchas operaciones más)
Hay gente que utiliza el tiempo de manera muy eficaz (por ejemplo ordenando los asuntos bajo conceptos como urgencia e importancia y luego ejecutando bajo conceptos como estudiar, actuar o aparcar) y otros a los que se les va el día entre dudar, acabar de decidir, enviar eseemeeses, conversar con los colegas, contestar emails, hablar por el móvil e ir a fumar cigarrillos a la calle.
El campeón@ ha aprendido a gestionar estas presencias fuera y dentro del tiempo y hacer un uso eficaz de la combinatoria entre ambas. Para ello, su músculo más operativo es la mente.
TIME?
debido a que nuestro cerebro tiene una especie de cronómetro incorporado en el cerebelo (?), desde pequeños vamos adquiriendo un sentido del tiempo que es bastante similar para todas las personas, y que contextualiza y determina la percepción de nuestra posición en el espacio-tiempo de este planeta en el que vivimos. Todo el mundo sabe qué día es y en qué año vive; lo que pasó y más o menos cuánto tiempo hace que pasó y qué puede ocurrir en el futuro más próximo. Lo que resulta diferente es cómo percibe el paso del tiempo cada cerebro individual. Para un niñ@ el tiempo transcurre muy lentamente; para un ancian@ muy rápidamente. Para un preso, muy lentamente, para un amante, rapidísimo, por citar algunos ejemplos.
El esquema del paso del tiempo es definido por la cosmología y por la neurociencia como una serie láminas sucesivas o rebanadas de más o menos tres segundos de grosor. Tres segundos es el tiempo aproximado que tarda un cerebro en percibir la información, interpretarla y asumirla: a eso le llamamos presente. El tiempo va pasando en láminas sucesivas de tres segundos. Antes de la lámina de este momento, todo es pasado; después de la lámina de este momento, todo es futuro. Así que, como la vida se vive en el presente, sólo tenemos tres segundos para vivirla. Por suerte, después de estos tres segundos vendrán tres segundos más, y así sucesivamente hasta llegar un día a la última de nuestras láminas.
Pero la cuestión importante, para una mente activa y generadora de oportunidades, es la utilidad del tiempo que pasa, teniendo en cuenta que sólo podemos asirlo de tres en tres segundos.
Usar el tiempo es actuar dentro de él. La mayoría de la gente actúa sin haber pensado antes por qué lo hace. Actúa por inercia, por imitación, por costumbre. Son acciones que van a saltos, que no llegan a ninguna parte porque no nadan en un contexto general que trabaja conjuntamente en dirección a un objetivo. Pensar, en cambio, es actuar fuera del tiempo, puesto que la mente es un ente libre no sujeto a ninguna ley ni espacio físicos. La mente se pasea por el pasado y por el futuro, por las abstracciones o las matemáticas, dentro de este sistema solar o por una galaxia a millones de años luz de distancia. La mente construye lo que quiere, ve lo que quiere y vive en un universo personal resultado de su propio pensamiento y de la influencia recibida del mundo exterior, de personas, de educación, experiencias y eventos. La mente interconecta todas las acciones. Ha de ser la mente, por consiguiente, la que enlace las rebanadas de modo que las actuaciones formen una especie de sopa global de continuidad.
Pues bien: las formas de entrenamiento mental educan la mente para que aprenda a imaginar los actos que van a tener lugar más tarde dentro del tiempo, coordinando las acciones. Dicho en palabras más simples: de la mesa de proyectos a la ejecución de la obra sin saltos (ni sobresaltos). Hay que pensar mucho y luego trabajar mucho. Si sólo se piensa se es un pensador. Si sólo se trabaja, se es un trabajador. Y ni los pensadores ni los trabajadores suelen conseguir grandes metas. Un campeón@ es ambas cosas a la vez.
La gestión del tiempo consiste en aplicar correctamente el tiempo de utilidad a cada opción. Seguro que muchos de ustedes han oído hablar de algún deportista o algún negociador (o de un cirujano, o de un piloto) que administran muy bien los tiempos. A veces arrancan muy rápido. De repente se paran. Luego aceleran, luego se toman una pausa y al final enlentecen la acción o "duermen el partido". La mente es el motor de todo lo que está ocurriendo y, como el puño del gas de la moto, puede aprender a marcar los tiempos de la acción abriendo gas, cerrándolo, reduciendo y acelerando. Un adversario (cuando lo hay) suele quedar confundido con estas habilidades.
CARPE DIEM
Aprovecha el día (o si se quiere, disfruta del día, o sácale partido al día)
¿Y cómo se hace eso? ¿Qué sentido vamos a darle al verbo aprovechar en este contexto?
Cada día nos son suministradas 28.800 rebanadas de tiempo presente listas para usar pensando, actuando, descansando físicamente (la mente no descansa jamás), comiendo en un restaurante, leyendo un libro, haciendo el amor, jugando al parchís, haciendo gimnasia o hablando con un amig@.
Si la planificación es inteligente, puede programarse el descanso de la mente con un simple cambio de actividad: los tenistas jugarán al golf y los golfistas jugarán a tenis. La mente no necesita descanso, e incluso cuando el cuerpo duerme mantiene una gran actividad (en el sueño la mente fija cosas aprendidas, desarchiva recuerdos, elimina porquería mental como traumas y neuras, recopila información para nuevas ideas, y muchas operaciones más)
Hay gente que utiliza el tiempo de manera muy eficaz (por ejemplo ordenando los asuntos bajo conceptos como urgencia e importancia y luego ejecutando bajo conceptos como estudiar, actuar o aparcar) y otros a los que se les va el día entre dudar, acabar de decidir, enviar eseemeeses, conversar con los colegas, contestar emails, hablar por el móvil e ir a fumar cigarrillos a la calle.
El campeón@ ha aprendido a gestionar estas presencias fuera y dentro del tiempo y hacer un uso eficaz de la combinatoria entre ambas. Para ello, su músculo más operativo es la mente.
TIME?
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