Un ganador es una mente que sabe a dónde va. Así de fácil. Y su mente le guía.
Un ganador es un hábil conductor de su propio vehículo vital. Decide lo que hará, decide por dónde pasará, decide qué logrará. Como un pequeño universo en expansión, con la acción misma irá creando su propio espacio-tiempo. Es un conductor de acontecimientos.
No nada contra corriente sino que utiliza la corriente para llegar a su destino. Está perpetuamente motivad@, concentrad@, entusiasmad@. Es consciente de los obstáculos que se van presentando y le divierte sortearlos con elegancia. Practica la ética y, si puede, la estética. Sabe perder batallas con una sonrisa porque sabe que, para llegar a ganar, hay que empezar por perder. Cuando pierde analiza minuciosamente dónde se ha equivocado y no busca excusas ni justificaciones ni atribuye culpas a terceros. Simplemente guarda los errores cometidos en algún cajón mental llamado "no repetir". Inmediatamente después borra todo lo demás y se pone a pensar en la próxima batalla. No ocupa su mente inquietándose por lo que hacen los demás, a menos que sea para aprender algo.
Un perdedor es una mente superada por los sucesos de la vida. Así de fácil. Y su mente le pierde.
Un perdedor es un pasajero de su propio vehículo vital. Cree inútil cualquier planificación en la constatación que el mundo es injusto y todo es cuestión de suerte. Se lamenta de su eterna mala suerte. Persigue objetivos irreales luchando contracorriente. Dedica mucho tiempo y esfuerzo a demostrar por qué tal o cual cosa nunca ocurrirá. No ve en el ganador un modelo a seguir sino un enemigo a destruir. Cuando pierde lo interpreta como una confirmación de sus predicciones de general injusticia: ¿ves? ya lo sabía. Es un pasajero de acontecimientos.
Un perdedor no se concentra, más preocupad@ por lo que consiguen los demás que por su propia línea de actuación. Un éxito ajeno le mortifica profundamente porque lo interpreta inconscientemente como una provocación: una especie de demostración viva de su, en el fondo, ya más que asumida incapacidad.
Por todo eso los ganadores resisten bien las derrotas y los perdedores, no.
Por todo eso los perdedores tienen muchos amigos y los ganadores, no.
Qué le vamos a hacer. Así va la cosa.