lunes, 14 de enero de 2013

NEUROBICS








Si usted cuida de su cuerpo haciendo deporte o jogging o fitness con más razón debería practicar neurobic, un entrenamiento mental que activa y mantiene el cerebro en forma. Ya sabe: el cerebro es el conductor, y todo el resto sigue. ¿Cómo podemos mejorar el cerebro? Tal como lo hacemos con un músculo. Con ejercicio y dieta apropiada.

¿En qué consistiría pues el ejercicio cerebral o fitness mental llamado neurobic? Bueno, pues si jugando  al fútbol usted practica deporte físico, jugando al ajedrez practica deporte mental. El neurobic es al cerebro lo que el aerobic es al cuerpo, es decir: una sistematización de movimientos que conducen a la modulación deseada del cuerpo (aerobic) o del cerebro (neurobic). La modulación será evolutiva o preventiva, según los estados, los objetivos y las edades.

Parece ser que el cerebro tiene un sistema neurológico zonal determinado para cada habilidad formada. Por ejemplo: si usted sabe conducir (o domina un idioma), hay una red específica que se ocupa de ello. Esta red concreta acaba estando tan bien configurada que su mente puede ponerla en modo automático, lo que hace que usted conduzca o hable ese idioma sin pensar conscientemente que lo está haciendo. Magnífico, ¿verdad? Y qué práctico. Ahora bien: este mismo sistema neurológico funciona de manera tan estandarizada que con el tiempo se va petrificando, y se llega a convertir en un hábito marmóreo, y a la mente le cuesta aceptar novedades en él. Por tanto deja de evolucionar, y es así que con la edad le resulta cada vez más difícil adaptarse a circunstancias nuevas, a mejoras y no digamos ya a cambios radicales. La rutina facilita la vida pero va limitando la actividad cerebral.

El neurobic propone innumerables ejercicios sistemáticos para conducir la mente por fuera de las autopistas neurológicas habitualmente transitadas, como los que siguen a modo de ejemplo:

Cepillarse los dientes con la mano izquierda
Vestirse a oscuras
Ponerse el reloj en la muñeca derecha
Leer en voz alta un poema empezando por la última línea
Mirar fotografías cabeza abajo
Usar el mouse con la izquierda 
Intercanviar el valor de dos piezas al jugar al ajedrez (caballos son álfiles y álfiles son caballos)
Practicar rutas alternativas para llegar a casa
Cambiar los muebles de lugar y los objetos de cajón
Guardar la calculadora y hace las cuentas aritméticas con papel y lápiz

Etcétera. Y quizá el más importante de todos: situar la mente en la postura mental de un opinión contraria, tratando de analizarla  y entonces argumentar en favor de ése punto de vista. Naturalmente, como en el gimnasio, estos ejercicios hay que realizarlos repetidamente durante un cierto tiempo para que tengan efecto.

Otro tipo de neuróbico interesante consiste en descubrir el reglamento de un juego a base de jugarlo. Esto es especialmente aplicable a los videojuegos digitales y electrónicos que se encuentran hoy día por todas partes y, cómo no, en la red. Pero también es posible practicarlo con juegos tradicionales. Recuerdo que un día le pedí a un niño de cinco años (que no conocía el juego de La Oca) que me mostrara cuáles serían, según él, las reglas del juego, y al cabo de unos días de ir experimentando acabó con un reglamento mucho más imaginativo que el original. Hay mucho más neurobic en tratar de averiguar cómo funciona algo que aplicar las reglas dadas tratando que aquello funcione de la mejor manera posible.

Hay que complementar el neurobic con una dieta apropiada, ya lo sabemos: frutas, verduras, mucho pescado, un poco de carne, nada de bollería. Pero hay alimentos específicos que parecen directamente diseñados para la mejora de las funciones cerebrales, siempre ingeridos con moderación: el huevo, las bayas del bosque, el aceite de oliva extra virgen, uvas con piel y pepitas, plátano, chocolate y cacao, café, un poco de vino tinto, té verde, mejillones, levadura de cerveza... Y aún con mayor moderación: Ginko biloba, guaraná, bebidas con taurina, colas... Finalmente: salir a respirar aire puro todos los días, a fondo, para oxigenar el metabolismo completo. El cerebro agradece el oxígeno, su principal carburante.

Leer mucho y escribir mucho son los mejores neuróbicos. Leer algo que haga pensar, escribir lo que se piensa y se opina y se siente (aunque no lo vaya a leer nadie) tonifica y mantiene alerta el cerebro de forma natural y persistente. Memorizar: números de teléfono, pins y puks y contraseñas; nombres de personas y de países y de ciudades; líneas de autobús o de metro o de lo que sea. Parece un ejercicio absurdo pero no lo es. Cada día estamos utilizando menos la memoria por el acceso inmediato que tenemos a la información guardada en nuestro móvil o en nuestro ordenador. Este ejercio es útil.

En el cerebro, lo que no se usa se pierde. Y se trata de retrasar al máximo el proceso de senilidad. Por eso hay que empezar lo antes posible. Y esto me recuerda ahora la abuela de una amiga mía, señora muy mayor y divertida, que le decía: "hija, si pasas por la farmacia tráeme un paquete de aquellas pastillas para la memoria que ahora no me acuerdo cómo se llaman"



















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